miércoles, 17 de julio de 2013

Después del atracón de gambas que se dio ayer el señor Li (es una máquina comiéndolas y ni a la Cotilla le daba tiempo de cogerlas) tendré que hacer horas extras o pedir un aumento de sueldo. ¡La abuela se gastó el dinero del mes! Dichosa Pascualita ¿por qué será tan curiosa?

Le he dicho a la Cotilla que, ni se le ocurra volver por casa con el canario. Pero como ha puesto cara de oír llover, me he chivado a vecino del 1º, que para eso es el dueño del pájaro¡¡¡Avemariapurísimaaaaaaaaa!!! Le he dado veinte veces gracias a Dios por no darme una nieta, que seguramente sería más persona que la tuya. ¡Una Judas, eso es lo que es la melindres ésta! - "¿Qué ha pasadoooo ahoraaaaaaaa?" - ¡Tú ríete lo que quieras pero has criado una alimaña, un alacrán que te clava el aguijón cuando menos te lo esperas. Es una traidora! - La abuela se ha puesto seria y me ha preguntado - "¿Qué le has echo a ésta?" - Nada. Habrá bebido chinchón. - ¿¡Yo. Cuándo he bebido chinchón yo!? - ¿Lo ves, abuela? ¿Ha bebido o no? - ¡Huele mi aliento! - Ni corta ni perezosa, le ha echado el aliento a su amiga. La abuela ha retrocedido como si le hubiese escupido una serpiente - "¡¡¡La boca te huele a muerto!!! ¿Desde cuando no te lavas los dientes?" - Desde... estoooo... desde que me jubilé... Si no llego a fin de mes, cómo voy a comprar pasta para los cuatro dientes que me quedan... Lo importante es que tu nieta ¡me ha delatado! Y me han quitado al canario Bárcenas.

De repente me he sentido como una asesina a la que acaban de capturar. - ¿Por qué me miráis así? - "¿Eres una acusica?" - El pobre vecino buscaba al canario y me ha dado pena... - ¡Mentirosa! Si a ese hombre no lo saludas. - ¡Vale! He pagado gambas a precio de oro por culpa de la Cotilla y tenía que vengarme. - "Visto así..." - ¿Que hice yo? Ganarme 10 euros, honradamente y encima apenas me comí dos gambas porque, anda que no traga el chino. Iba a destajo. - "Eso es verdad" - ¿Le dije a tu abuela que las comprara? - "No, no me lo dijo..." - ¿Por qué trajo el canario a mi casa? - "Eso... ¿por qué lo trajiste?" - ¿Tú de qué lado estás? - "Todavía no lo sé" - ¿Por qué le vendió la gamba gorda al señor Li? - ¡A ti que te importa, boba de Coria! - "Eso es verdad" - ¡Sí que me importa porque es el alma del abuelito! - "Eso también es verdad... aunque ya no me acordaba" - ¡Jopé! Y mira que me lo has dicho veces.

A la Cotilla le dio un soponcio pensando en la posible venganza del alma cabreada. Ni el chinchón parecía calmarla hasta que llamaron a la puerta y apareció el señor Li cargado con bolsas llenas de comida china en agradecimiento a la comida de ayer. - ¡Venga, niña, pon la mesa antes de que el chino se arrepienta y vuelva para quedarse a comer con nosotras!


No hay comentarios:

Publicar un comentario