domingo, 28 de julio de 2013

Después de meterse dos ensaimadas entre pecho y espalda, la abuela se ha puesto un vestido ibicenco, ancho, para que el aire circule por todo, un sombrero de payés, una bolsa playera al hombro y se ha ido bajo un sol de justicia, a la piscina municipal. - Tenemos playas jejejejeje - "Lo sé, boba de Coria, pero en domingo están atestadas. Yo apuesto por la tranquilidad" - Pero no te tostarás - "De aguantarte a ti ya estoy negra" - Luego cogió el termo de los chinos - No, no. A Pascualita no te la puedes llevar. Es bicho de agua salada. - "¡Vaya, es verdad! con lo bien que se lo hubiese pasado nadando en tanta agua"

Ha llegado a casa sudando a mares. - "¡Ni por la sombra he tenido consuelo! y encima, no he podido batir mi propio récord de natación por culpa de los chinos" - ¿Qué chinos? - "Unos que también debían tener calor y han venido a nadar a MI CALLE precisamente ¡como si no hubiera otras!" - Deben tener el mismo derecho que tú de estar ahí. - "¿He dicho y eso?... NO. Pero... estaba tan ricamente, con toda la calle para mi sola, cuando me han invadido todos los chinos" - ¿Todos? eso son muchos jejejejejejeje - "Sí, ríete ¡Eran cuatro!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Estoy cansada de ver aviones amarillos ¿Aún no se ha apagado el incendio de Andraitx? - ¿Amarillos? huy, huy, está nombrando la soga en casa del ahorcado. - ¿Qué he dicho? - "Nada. Es solo que se han metido un montón de chinos a nadar conmigo en la piscina y yo tenía miedo de que me ahogaran porque no sabían mucho" - ¡Mala amiga! ¿Te vas a la piscina y no me dices nada? - "Es que hoy había poco trabajo para ti." - ¿La Cotilla trabaja allí? ¿De qué? - "De lo mismo que trabaja en las iglesias jejejejeje "Limpiando" monederos"

Después de la siesta hemos pasado el rato viendo pasar, una y otra vez, los aviones en busca de agua para pagar el enorme incendio que provocó alguien que quemó rastrojos y no pensó que se le iría de las manos. A lo lejos, sobre las montañas, unas espesas nubes de humo indican que aún  les queda mucho trabajo por hacer a toda la gente que trabaja allí. La abuela fue a por el chinchón y unas copas. En el vestido llevaba prendido el broche con Pascualita - "Vamos a brindar por esos trabajadores y voluntarios, muchos de ellos funcionarios cesados por los recortes de los Pinochos. Y por las gentes que viven allí y sufren el incendio en sus carnes" - Al cuarto o quinto brindis, la Cotilla mosqueada, le dijo a la abuela - ¿Se puede saber a qué viene esa manía que te ha dado de mojar el dedo en el licor y pasarlo luego por esa birria de broche?... Si es que cuando digo que ya no estás para muchos trotes tengo más razón que un santo ¡Ay, ay, ay! - La vecina se defendió como pudo de los capones que le llovieron.

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