miércoles, 3 de julio de 2013

Cambio de imagen.

Esta mañana, la abuela y la Cotilla, me han dado un susto de muerte. Al llegar a casa, con un hambre canina,  no había nadie, ni Pacualita, pero he dejado de preocuparme (es un decir) cuando he visto que había dejado la comida preparada. No he querido esperarlas porque, más vale pájaro en mano que ciento volando. Es la única manera de poder comer a mis anchas, sin el agobio de la vecina que come más de prisa que yo y suelo quedarme a medias. Tres platos de fabada me he comido... y ahora noto una pesadez en el estómago y mucho calor. No sé de qué será.  

Estaba tan entretenida comiendo y contándole mis cosas a Pepe cuando dos seres salidos del mismísimo Infierno, han entrado en el comedor hablando a gritos. - ¡Vade retro! - he gritado, horrorizada antes de darme cuenta de que eran la abuela y la Cotilla. Venían de la peluquería, de cambiar su imagen me han dicho. La abuela se ha puesto extensiones tipo Bo Derek en la película La mujer 10 y se ha teñido el pelo tan rojo que parece que lleva una llamarada en la cabeza. Las trenzas, cada uno de un color a cual más fosfi, dañan la vista. Le han dejado un flequillo que le cubre toda la frente, tan negro como un cuervo. 

La Cotilla no se ha quedado atrás y la han teñido de verde después que la peluquera le dejase las tijeras a un loco porque lleva trasquilones de cuatro dedos. Y hasta que no me he puesto de pie no he visto que lleva rapado el centro de la cabeza y los pelos de al rededor son como una empalizada amarilla, naranja, rosa y lila. Vamos, que un poco más y me da un corte de digestión.

Mientras comían y se quejaban de que les había dejado poco potaje, he sabido que la peluquería les ha salido gratis porque han echo de modelos y de paso han cogido ideas para el día de la boda - Como te presentes así ante Andresito, echa a correr y no lo vuelves a ver. - "Pues tendrá que ir acostumbrándose a estas moderneces porque su madre, a la que hemos ido a ver, quiere hacerse algo así" - ¡¿La Momia?! - "Sí, hija. A pesar de sus años, mi suegra es una mujer de éste tiempo"

Mientras ellas tomaban el café y yo bicarbonato, llamó Andresito para prohibirle, tajantemente, a la abuela que llevara a su madre a la peluquería. Cuando colgó estaba furiosa - "¿Pero con qué ser antidiluviano voy a casarme yo? ¿Quién es él para prohibir nada? ... Éste aún no sabe cómo me las gasto jejejejeje" - Esa risa no dice nada bueno (dijo la Cotilla levantando una ceja) ¿Brindamos por algo? - "Ya lo creo que brindamos: ¡para que Andresito entre, por fin, en el siglo XXI!" jajajajajajaja... - Miedo me da la abuela.

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