miércoles, 12 de junio de 2013

Desde que ha vuelto del viaje, la abuela me da las gracias por todo. Dice eskarrikasco. La primera vez lo dejé pasar, pero cuando la cosa se repitió ya me mosqueé y le dije - ¡Para tu madre, por si acaso! - Bueno, como se puso la señora. Me llamó mal educada, inculta, barriobajera y no sé cuántas cosas más - ¡Pues no me insultes! - "¡Te estoy dando las gracias en euskera, borrica!"

Como solo se ha aprendido ésta palabra, la usa para todo y para darse pisto delante de la gente - "Para que vean que sé idiomas y no cómo tú que solo hablas catalán, castellano y por teléfono. Yo, además de eso también se decir eskarricasko" - Pues si que es corto ese idioma. - "Hay más palabras pero, sabiendo esta, para qué quieres más. Además, no vivo allí. Es como el alemán. Se decir aufidersen ¡y con eso voy que chuto!" - ¿Crees que te entienden los alemanes? - "Es su problema si no entienden su lengua, no será que no lo pronuncio bien. Claro que, a esta gente les gusta empinar el codo con la cerveza, no es raro si luego no me entienden..." - Será por eso.

Andresito llamó por teléfono para avisar a la abuela que no podría recogerla para ir al Funeral. Tenía gripe. Cuando colgó estaba malhumorada - "¡Hombres! Se les rompe una uña y quieren que les lleven a la UCI... Me culpa de su gripe ¡como si se la hubiese contagiado!" - ¿Dormisteis con las ventanas de par en par? - "¡Claro! y se pasaba las noches diciendo que hacía frío... pero la gripe no la cogió allí, por lo menos, no toda... Estábamos en Lekeitio, en la desembocadura del río y nos asomamos para ver unos peces grandes, de dos palmos o más, que nadaban en fila india. Había muchos y marchaban hacia el mar. Me entusiasmé y les hice fotos, cada vez más inclinada hacia adelante, hasta que se me cayó al agua el termo de los chinos ¡Pascualita estaba cerca del mar. A muy pocos metros! Empecé a gritar - ¡Salta, Andresito, salta y coge el termo. Que se va, que se va! - ¿Crees que me hizo caso? - Ya te comprarás otro en los chinos - me dijo el viejo patoso - ¡¡¡Quiero éste. Quiero este!!! - Entonces dijo que ya no tenía edad para ser tan caprichosa ¡Que yo no tenía edad, me dijo el vejestorio andante! No me lo pensé dos veces. Me agaché, lo cogí por las piernas y lo tiré de cabeza al río. Unos chicos del pueblo saltaron al agua sin pensárselo y cuando vi que trataban de coger a Andresito, les dije ¡¡¡Primero el termo, que es muy valioso!!!

Afortunadamente, uno me hizo caso y los demás sacaron a mi novio, lloroso y asustado ¿Tengo que casarme con "esto"? pensé... y luego me vino a la mente la Torre del Paseo Marítimo y comprendí que era el hombre de mi vida"

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