La abuela está que trina y está poniendo de los nervios a Pascualita, cosa que no es buena para mí porque, cuando eso pasa, suele cogerme de diana para escupir su veneno, así que, ahora mismo, veo menos que un gato de plomo porque el día está gris y yo llevo puestas las gafas de sol dentro de casa.

De un salto Pascualita ha llegado hasta la mesa de la cocina y se ha sentado sobre el pobre Pepe que cada vez me recuerda más a Frankestein, por los remiendos que lleva en la cara. Desde lejos he escuchado el monólogo de la abuela - ... "¡¿Y dónde voy yo a comprar esas porquerías?!... Si por lo menos nos los dieran concentrados como el avecrem haría un caldito aunque no se si me lo podría tragar. ¡¿Ellos se los comeran?! ¡¡¡Guarros, más que guarros!!! ¿Y encima cobran!!!" - Abuela, por tu madre, no grites que la sirena me está mirando con malos ojos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has echo a tú abuela, jodía? - ¡¡¡Nada!!!  (le contesté a la Cotilla mientras, a toda prisa, me guardaba a Pascualita en el escote) - "¿Sabes que han dicho los de la ONU. ¡Que comamos insectos!" - ¿Están piraos? - "¡Y encima cobran!. Es para acabar con el hambre en el mundo porque hay bichos para todos y en grandes cantidades" - Pues yo sé de gente que tira excedentes de leche, toneladas de frutas, montañas de productos a punto de caducar y a saber cuantos crímenes más hacen contra la Humanidad. Que se coman ellos los bichos y distribuyan mejor los alimentos. ¡Ahora mismo nos vamos tú y yo a la ONU esa y les cantamos las cuarenta a esta tropa!.

La Cotilla miró y remiró su comida - ¿No habrás echo caso a esos?... Si mi madre supiera que su hija puede acabar comiendo grillos, se haría cruces la pobre... Por cierto, parece que es verdad lo del fracaso escolar. - "¿Te afecta? Me preocuparía a mí si tuviera un bisnieto pero a tí..." - Es cosa de humanidad, de vergüenza torera... Hay un chico joven y guapito, alto él y con buena planta, que es amigo de nuestro Pinocho. Por lo visto estudió en la universidad y ¡no sabe conjugar el verbo DIMITIR! - "¿Qué me dices? ¿Y para eso se han sacrificado sus padres? Estaría apuntado a la tuna" - Espero que por lo menos le venga a la mente el nombre de ALPHA PAN cada vez que se mire en el espejo. - "Sería todo un detalle" - Por cierto, niña, arrima la botella de chinchón (cada día se toma más confianzas la tía) que tenemos que brindar. - ¿Después de comer, no? - Después también... Por los médicos del centro de salud de CAN PICAFORT, que después de su jornada laboral, atienden a los enfermos sin tarjeta sanitaria para que no se mueran como perros como le pasó a Alpha Pan. - "No podemos estar más de acuerdo contigo, Cotilla... ¡Niña, trae otra botella de chinchón que ésta está en las últimas!"