martes, 21 de mayo de 2013

- Abuela ¿no exageras? Has pasado del luto absoluto a llevar encima una paleta de pintor. ¡Si la mayoría de colores se dan de tortas unos con otros! - "Que sabrás tú, mojigata. El verdadero arte está en saber combinar las cosas. Es la sal de la vida, la alegría de vivir. Me veo en un escaparate y parezco la Primavera andante. En cambio tú ya no puedes ir más sosa: negro y gris o marrón fuerte y marrón flojo ¡Como vas a darme un bisnieto si, antes de que se te acerque un hombre, ya está aburrido!

Siempre igual, en cuanto abro la boca acaba dándome en los morros con el dichoso bisnieto ¡Que asco le tengo ya a ese crío! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Jopé! que deslumbre de colores, hija mía... - "¿Bonitos, eh?" - ¿Como te voy a decir que no si me vas a invitarme a comer?. He encontrado la solución a los problemas que causa tu primer marido. - "¿Qué problemas va a causar si lleva más de cincuenta años criando malvas?" -  Acuérdate de como le dejó la cara a tu nieta. - "¡Ah, sí! es que con las cosas de la boda, voy despistada... ¿Qué vas a hacer?" - Te lo contaré después de ... comer.

Sentadas en nuestros sitios favoritos y con una copa de chinchón en la mano, nos dispusimos a escuchar a la vecina. - Esta casa lo que necesita es un exorcismo. Es la única manera que hay para que el espíritu de tu marido se vaya para siempre. - "Yo que tú, lo dejaría en paz porque es muy subceptible" - Corroborando sus palabras oímos, de repente, un ¡CHAFF! (Pascualita comenzaba su sesión de saltos mortales en la pecera de la cocina) - "¡Mira, ya está aquí!" - La Cotilla abrió unos ojos como platos. - Esto demuestra que tengo razón ¡Toma, no pierdas tiempo! - "¡¿Una foto del Papa Francisco?!" - ¡Es el Gran exorcista! - "¿Va a venir a ésta casa? Menuda movida. Tendré que avisar a los amigos del Funeral" - No. Lo hará desde la distancia. - (Las zambullidas fueron cogiendo velocidad. La sirena saltaba como una loca, harta de estar en un sitio tan estrecho. La Cotilla temblaba como un flan y se puso a gritar mientras yo me partía de risa) - ¡¡¡Papa, Francisco, Papa Francisco, saca al demonio de ésta casa!!! - Mientras las lágrimas corrían por mis mejillas y la cintura me dolía de tenerla doblada por las carcajadas, la abuela cogió a Pascualita y se la metió a la Cotilla, en el escote - ¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh! ¡Llévate al demonio lejos! ¡¡¡No me lo mandes a mí. Aaaaaaaayyyyyyyyyyy!!! ¡Me ha mordido! Ayyyyy... - La Cotilla saltaba y brincaba como una posesa porque la sirena había hundido sus dientecitos en ambos pechos de la mujer.Nos costó, botella y media de chinchón, que se durmiera.

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