jueves, 18 de abril de 2013

Últimamente la abuela parece nadar en la abundancia. Tiene una hucha-cerdito sobre la cómoda de su cuarto que, normalmente, está canina y el otro día, por curiosidad, la levanté y pesaba.
Eso me dio que pensar porque yo sigo dándole el mismo dinero de siempre, las cosas se han encarecido y ella no se queja... Aquí hay gato encerrado.

- Abuela, voy al súper ¿necesitas algo? - "No. Tenemos todo lo que necesitamos. Lo único que no tenemos es una hipoteca. Menos mal porque, ahora mismo tendríamos en las manos una orden de desahucio o estaríamos ya en la calle" - En el supermercado no venden hipotecas... ¿le has dado un tiento al chinchón? - "Por cierto, ya que lo mencionas. No compres más botellas, ya las compraré yo porque sé de un sitio que las tienen más baratas" - Ah... ¿y dónde está? - "¿Quién?" - Ese sitio que dices. - "No sabes la suerte que tenemos porque, sin haberle votado al PP, al no tener hipoteca podemos comer todos los días" - ¡Voy a llamar a Médico! ¡Pascualita, la abuela se ha vuelto majareta! - "¡Majareta lo será tu padre!... Imagínate que les hubiésemos votado y encima tuviéramos una hipoteca... ¡No podríamos comer!"

Cuando le comenté al Médico lo de la abuela, le noté preocupado. - Es el síndrome Cospedal. Dice tantas tonterías al cabo de la semana que a veces cuesta trabajo digerirlas. La receta es que en cuanto salga por la televisión o en la radio, las apague y en los periódicos ni mirar las noticias que hablen de ella. Tenemos muchos casos así. Es una epidemia.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Mira lo que te traigo!... ¡Huy, está aquí la tonta de tu nieta! No lo sabía jejejejejeje - "Ya me lo darás luego" - ¿Y ese misterio? - Misterio, dice. ¡Que cruz tienes con ella! El misterio es que aún no se haya echado un novio. ¿A quién habrá salido? - A mi abuelito... por cierto, estoy mal de la vista o es que se está poniendo usted como un tonel. - ¿Que estoy engordando? ¡No sé de qué! con la miseria de paga que tengo...

Antes de comer, las dos amigas se encerraron en la cocina a cuchichear y yo pegué la oreja. Estaban trapicheando con la comida. Abrí la puerta de golpe y casi provoco dos infartos. La Cotilla estaba sacando de entre sus faldas, comida de supermercado cogida en los contenedores y se la vendía a la abuela a bajo precio, total, todo eran ganancias. - Ahora me explico que haya tanta nocilla para  merendar, cuando antes comprabas un sucedáneo ¡Y que usted engorde como un ceporro! (le grité a la Cotilla) ¡Está caducada! Como todo lo demás. - "¿No oíste al ministro? él se come los yougures caducados y no le pasa nada" -¿Si no le pasa nada porque dice tonterías?...- ¡Y no como nocilla! Lo que pasa es que estoy de buen ver. - ¿Y el chinchón, también es del contenedor? Eso no caduca. ¡Abuela, acabaremos en la cárcel!

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