martes, 16 de abril de 2013

Nos hemos pasado la mañana sentadas en un banco ante la bahía, tomando el sol. En algunos ratos la abuela ha dado un concierto de ronquidos que ha asustado a los pajarillos que rondaban por allí en busca de  comida. No me ha quedado más remedio que despertarla bruscamente porque todo el mundo estaba pendiente de ella. Me ha preocupado que pudieran pedir al Ayuntamiento la presencia de técnicos de sonido que vinieran a medir la potencia de sus decibelios y nos pusieran una multa.

Cuando la abuela está cabreada es peor que Pascualita. No me ha dicho nada porque teníamos demasiados espectadores pero se le ha puesto una cara larga que no auguraba nada bueno, así que me he ido al final del banco por lo que pudiera pasar... Al cabo de un rato he notado que la tierra se abría a mis pies y he caído cuan larga soy, contra el duro suelo. La abuela sonreía beatíficamente, a mi lado - "Roncabas" - ¡Ay, ay, que dolor! Me he dado de cabeza contra el suelo y luego he rebotado con cada uno de mis huesos. Que rencorosa es la jodía.

Estaba deseando llegar a casa para tomar una ducha calentita y he ido derecha al cuarto de baño y ¡oh, sorpresa! No había nadie en la bañera. - ¡Abuela! ¿Has cogido a Pascualita? - Antes de que pudiera contestarme sonó el -  ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¿Has oído lo de la Pantoja? Menos mal que la han soltado. -  "¿Y a ti qué más te da?" - Que si ha ella la dejan ir, con todo lo que se había trajinado, a mí ni me mirarán  por lo de los cepillos y las velas- "¡Alto ahí. No es lo mismo. Ellos tocaban los dineros del Ayuntamiento, o sea, del pueblo pero tú, hija mía, le robas a la Iglesia y eso son palabras mayores. Suerte tienes de que ya se abolió la Inquisición porque ya habría ardido con capirote y todo"- ¡Eres única dando ánimos! Con lo contenta que venía yo... por cierto, he entrado antes y no estabais y he aprovechado para ir al baño, así no ensucio el mío. ¡No sabes de lo que os he librado! (la abuela y yo nos miramos) Había un bicho asqueroso en la bañera. Tendrás que hacer mirar las tuberías... - "¿Qué has hecho con él?" - ¡Tirarlo al wáter! ¡Que dientes tenía. Así que he cogido la fregona, he dejado que se agarrara y luego lo he sacudido en la taza hasta que el bicho ha caído. - ¿No habrá tirado de la cadena? - ¡Claro que sí!

Algún día la estrangularé y me quedaré a gusto. Mientras la abuela entretuvo a la Cotilla bebiendo chinchón, yo cogí el guante de acero, desmonté el wáter y encontré a Pascualita agarrada a la entrada de la tubería. En cuanto me vio me lanzó dentelladas. La metí en la pecera y tuve que colocar un libro pesado encima porque quería saltarme a la cara. ¡Encima que la salvo!


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