viernes, 19 de abril de 2013

Me duele la cabeza, la espalda, todo.. ay, ay,ay,ay... Tendré que tomarme una tortilla de aspirinas. Y no es por la gripe, sino por la abuela que tiene unos prontos peligrosísimos. ¿Cómo puede tener tanta fuerza una mujer que está cercana a los noventa años? Estoy deslomada por una tontería y aunque he gritado que la culpa es de la televisión, no han tenido piedad de mí.

La culpa, en realidad, ha sido de la Pantoja. Cuando han enseñado en la tele su salida del Juzgado y he visto los tirones de pelo que le daban he pensado que sería una solución hacer lo mismo con Pascualita para que no me mordiera. Ni siquiera me haría falta el guante de acero, con cogerla del moño de algas repelente que tiene, quedaría inmovilizada. Así que he esperado a que la sirena se sentara sobre la pecera. Y cuando lo ha hecho la he visto muy coqueta ¿estará en celo? Se atusaba la "melena" con sus manitas y ha terminado por recogerla en forma de cola de caballo. No he esperado más. Rápidamente la he cogido por el "pelo" y la he sostenido en el aire. El monstruíto se ha defendido enseñando dientes, dando coletazos, hasta que se ha dado cuenta de que no tenía escapatoria. Estaba indefensa en mis manos.

¡Que placer sentirse vencedora! La he paseado por el comedor como quien lleva en la mano la cabeza cortada de su enemigo. Y ese ha sido mi error. Estaba tan ufana que he bajado la guardia y no he oído llegar a la abuela. El primer capón ha sido demoledor. Me he caído al suelo y Pascualita se ha escapado reptando. Luego ha venido toda una serie. Me faltaban manos para taparme, ni siquiera me he dado cuenta de haber cogido algo del suelo. Mientras me tapaba, algo se ha movido en mi cabeza y he corrido bajo una lluvia de escobazos me ha dejado la espalda hecha cisco.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Aaaaahhhhhhggggggg!!! ¿Qué es eso que llevas en la cabeza? ¡¡¡El alma de tu abuelitoooooooo!!! - La Cotilla corría en círculo dando vueltas a la mesa del comedor - ¡Aléjate de mí, desgraciada! ¡Que no me vea! - Un segundo me bastó para ver la pinta que yo tenía, al pasar ante el espejo del aparador. ¡Parecía una loca con un molinillo en la cabeza! Pascualita se estaba vengando de mis tirones de pelo y yo me estaba quedando calva. - ¡¡¡Quítamela, abuela, quítamela!!! - Pero, que si quieres arroz, Catalina.

La Cotilla, agachada en un rincón, gemía - ¡Fui yo quién trajo el mejunje para envenenarte!¡¡¡Perdóname!!! - Eso no le ha gustado a la abuela que ha decidido poner fin al jaleo arrancándome a Pascualita y con ella un montón de pelo ¿A ver como salgo ahora a la calle? En plan Capitán General con mando en plaza, nos ha echo sentar y beber unas copas de chinchón para serenarnos. Pero la venganza de la sirena aún no había terminado. En cuanto me ha visto pasar hacia el baño para ponerme una toalla mojada en la cabeza, me ha escupido un chorrito de agua envenenada en todo el ojo.- ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!! - La Cotilla ha salido corriendo hacia su casa sin pararse a admirar mi baile ritual del "Veneno en el ojo"

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