lunes, 1 de abril de 2013

Aún era de noche cuando me ha despertado el timbre de la puerta. Quién quiera que fuese que lo apretaba,  había olvidado quitar el dedo. Me tapé la cabeza con dos almohadas, cerré la puerta de mi cuarto, intenté poner la mente en blanco pero no conseguí más que ponerme de los nervios. Así, que me di por vencida y salté de la cama para ir a abrir.

La abuela y yo salimos de nuestros cuartos a la vez. - "¡¿No has oído el timbre?!" - me gritó. - ¡¿Y tú?! - "¡Esperaba que te levantaras!" - ¡Yo esperaba que te levantaras tú! - "¡¡¡Abre de una vez y estrangula al que llama!!!" - Abrir la puerta no fue cosa fácil puesto que habíamos colocado varios muebles contra la puerta para que la Cotilla no entrara. Así que tuve que arrastrar el taquillón,  dos sillas y el arcón de la bisabuela lleno hasta los topes - ¡Ayúdame que no tengo fuerza! - "Estas no son horas para ir pidiendo favores. ¡Tira fuerte!" - Cuando conseguí retirarlo todo mis nervios estaban tensos como cuerdas de violín - ¡¡¡Deja ya de tocar el timbre, maldita seas. Acabaré contigoooooo!!!

- ¡Ya era hora que abrieras! - ¡¡¡Cotilla!!! ¿Por qué no está durmiendo? - ¿Y tú porque no dejas que entre con mi llave? Se ha despertado toda la finca menos vosotras ¡Vergüenza debiera daros dormir tanto!.

Estoy frustrada porque la abuela no me ha dejado matarla. Además, nos ha tocado bregar con los vecinos que se han amotinado contra nosotras y han reunido firmas para echarnos de la finca. Y todo este jaleo ha venido a cuento porque la Cotilla no ha podido dormir pensando que iba a conocer al famoso Pascual.

He tenido que tomarme 3 tilas bien cargadas y 6 copas de chinchón para poder dormir un poco. Y como no hay mal que por bien no venga, me he librado de ayudar a la abuela en la cocina y he dormido como un bebé...

 Ha sido impresionante el cabreo que ha cogido la vecina a la hora de comer. Los nervios se la llevaban viendo que íbamos a sentarnos a la mesa y Pascual no había llegado - ¿No vamos a esperarlo? ¿O es qué no va a venir? - "Claro que vendrá pero no le importa que empecemos sin él jejejejeje" - Pues a mí me parece una falta de educación." -  Cuando, después de la sopa, la abuela ha sacado en una bandeja una pierna de cordero, deshuesada y cortada, acompañada de su correspondiente salsa y ha dicho: "Señoras, les presento...  ¡al cordero Pascual!" - La Cotilla ha dado un salto de la silla y se ha atragantado con una aceituna. Poco a faltado para que palmara. Yo no quería, pero la abuela me ha obligado a que le apretara el esternón y se ha salvado. Con lo fácil que hubiera sido, caray.

Cuanto más se enfadaba la vecina, más nos reíamos nosotras hasta que se le ha puesto la cara morada- apopléjica y la abuela ha dicho que era el momento de tomar el chinchón. Ahora duermen la siesta las dos y yo no voy a tardar en caer.

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