sábado, 9 de marzo de 2013

Seguimos preocupadas por Pascualita ¿Sufre mal de amores, como dice la abuela? Solo sé que lo suyo no es normal. Esta mañana la hemos encontrado en el fondo del "acuario" con Pepe en los brazos. ¿Quién ha metido allí a la cabeza jibarizada? Nosotras no hemos sido; Pepe no camina, primero porque no tiene piernas y segundo, porque lleva años muerto. Así que solo nos queda pensar que ha ella quién, de un salto ha llegado a la mesa del comedor, ha cogido a Pepe y ha saltado con él, de vuelta al agua.

- Abuela, tenemos que encontrar una solución. - "¿Otro pez de juguete?" - ¡No! Sería engañarla de nuevo a la pobre. - "¿Uno de verdad?" - Se lo come. - "Pues no se me ocurre nada más" - La abuela salió a dar un paseo para ver si encontraba una solución. Al volver traía una bolsa de la farmacia. - "El farmacéutico me ha dicho que ésto es mano de santo para recuperar la energía y a Pascualita tiene que gustarle" - ¿Un jarabe? - "Mejor. Aceite de hígado de bacalao... Anda, dáselo" - ¿Yooooo? ¿Y si no le gusta? - "Ponte el guante de acero, por si acaso"

¡Que pesteeee! Y la abuela se ha escaqueado con el cuento de que tiene que ir a la compra... Me están dando arcadas... ¡uf!... No se lo va a tomaaarrrr... -  Cogí a Pascualita que acababa de echarse sobre la arena del fondo a dormir una siesta reparadora y ni corta ni perezosa, clavó sus dientes en el guante con muy mala uva. - Toma, bonita. Verás que cosa más rica... Abre la boca... Mira, huele a pescadito... Hummm, que ricoooooooo... ¡Abre la boca, puñetera! Pero ella siguió sin abrirla. Agotada mi paciencia, estaba a punto de soltarla en el agua cuando me hizo la señal de llevarse algo a la boca - ¡Menos mal! Toma... ¿no me has dicho que querías esta porquería?... ¿Qué me la tome yo?... ¿Yoooooooo? ¡Lo tienes claro!... ¿Luego te lo tomarás tú? - Pascualita hizo la señal de OK y yo me tomé la cucharada, menos mal que era pequeña pero he tenido retortijones todo el día. A la sirena le encantó el brebaje y si por ella fuera, habría vaciado la botella

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Ayer fue nuestra fiesta y no nos acordamos de celebrarla! - ¿Santa Cotilla? - No, boba. El día de la mujer trabajadora. - "¿Tu santo? Si no das un palo al agua." - ¡Mira quién fue a hablar! La potentada. En cambio yo visito iglesias, limpio bolsillos y carteras... Osea: trabajo. Venga, vamos a celebrarlo... ¿Dónde está el chinchón?... ¡Vayaaaaaaaa! Ya era hora que cambiaseis de licooooor. Yo primera, que soy quien se ha acordado de la celebración. - Cuando fui a abrir la boca para advertirla de que lo que creía licor era aceite de hígado de bacalao, la abuela me dio un codazo y me dejó sin respiración, después, muy amablemente, le pasó una copa más grande a la Cotilla diciéndole - "No nos andemos con chiquitas. Bebe, hija, total, para cuatro días que nos quedan en el convento"

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