viernes, 1 de marzo de 2013

La Cotilla ha venido muy temprano a casa. Quería desayunar - ¡Váyase a un bar! -  No me llega la paga - Pues no haber echo pluriempleo en el trabajo y ahora tendría una paga mejor. - ¿A ver si te crees que la señora de la limpieza de un banco gana como un ministro? - Menos gana ahora, por avariciosa. - "¿Se puede saber que os pasa a éstas horas?" - La Cotilla quiere desayunar. - "Es la fiesta de la Comunidad y no hay que madrugar. ¡Vete a tu casa, pesada!" - ¡No puedo ir a trabajar con el estómago vacío! Las calles estarán llenas de gente y es una buena ocasión para mejorar mi pensión. Imagínate que el estómago me ruge en pleno trabajo ¿qué crees que me haría el dueño de la cartera que estuviese afanando en ese momento?

Al final se salió con la suya porque sus argumentos convencieron a la abuela. Más tarde, la abuela, Pascualita y yo, salimos a hacer un recorrido por la Ciudad. Estaba todo muy bonito y animado. A lo lejos me pareció descubrir a la Cotilla y cambiamos de rumbo - "No le gusta que la miren mientras "trabaja" - dijo la abuela.

Nos dedicamos a comprar y degustar los productos de la tierra. Ante un grupo folklórico, la abuela, para sacarme los colores, se puso a bailar boleros al son de la música. Y me preocupaba que Pascualita saliera disparada entre salto y salto pero, al final, no pasó nada.

De un corrillo sobresalía una cabeza. Era el President, así que nos dirigimos hacia otro lado porque el hombre estaba dando una especie de discurso y nosotras preferiámos escuchar a un cuentacuentos profesional.

Una ambulancia se abrió paso entre la muchedumbre, haciendo sonar su sirena. Nos acercamos. - "¿Qué ha pasado?". - Una vieja ha robado una cartera a un joven y éste ¡le ha dado un porrazo! El ambiente se iba calentando entre los partidarios de la ladrona y los del joven - ¡Pobre mujer! ¡Si es más vieja que Matusalem! - Pero iba a robarle los cuartos al chaval. - ¿Y qué? Total luego se lo gastará en vino... ¡o en drogas! Mejor provecho le habría echo a ella. - ¡Pues haberle dado tu cartera, tío listo! - ¡Sí, hombre, con lo que me cuesta ganarlo. - ¡Como a todos y a ese chico, también! - ¡No compares a un padre de familia con un bandarra que no habrá dado un palo al agua en su vida! - ¡La culpa es de los políticos! ¡Esos si que se ganan bien la vida! - ¡Pues hágase político, hombre y no de más la tabarra!

La abuela se acercó al que defendía a la ladrona. Se sintió ofendida cuando llamó vieja a su amiga... que era más joven que ella (aunque fueran pocos días) - "¡Oiga, usted! ¿A qué no me ve vieja?" - le preguntó ante el estupor de todos. - Vieja no, MUY vieja...- Un segundo después se estaba revolcando por el suelo de la patada que le propinó la abuela. - "¡Ve como no soy vieja, pues mi amiga tampoco. Ladrona sí que es, pero vieja ¡NO!" - En un momento se lió un 2 de Mayo y vi, horrorizada, como Pascualita salía, impulsándose con la cola, a meterse en el barullo. Al poco rato fueron varias las ambulancias que llegaron a recoger a los damnificados, algunos de los cuales sangraban por la nariz o las orejas. Y todos, sin excepción, bailaban la danza dolorosa que yo tan bien conocía.

Al llegar a casa, sudorosas y preocupadas por si alguien había viso a la sirena, nos encontramos a la Cotilla, repantingada en el sofá, dando buena cuenta de la botella de chinchón. - ¡Ya era hora de que vinieseis! ¡¡¡Me muero de hambre!!!

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