martes, 19 de febrero de 2013

Menos mal que a la abuela ya se le ha ido el síndrome de los Goya. Menudo día me dio y tendríais que haberla visto cuando se fue al Funeral. Se puso las botas de tacón de aguja, plumas y lentejuelas. Se colocó un turbante que le hizo el indio de la tienda de la esquina, con brillos tornasolados; le clavó una pluma verde y parecía un semáforo. En vez de minifalda o pantalones de pitillo, se puso una falda larga estilo hippy y un cinturón con un montón de abalorios. Antes de salir a la calle repasó el verde de los párpados, la máscara de pestañas después de ponérselas postizas (como le dije yo: cuando parpadees vas a constipar a quién esté a tu lado y puedes ser responsable de su muerte porque, un constipado a vuestros años puede ser mortal) No sé para que hablo. Ahora tengo un chichón en medio de la frente gracias al cenicero que me tiró.

Hoy está la cosa más tranquila. Se ha levantado contenta y le ha contando a Pascualita que dejó boquiabiertos a todos los que estaban en la cafetería. - "Hice una entrada triunfal envuelta en el chaquetón de piel de conejo que me compré allá por los años 60 del siglo pasado. No esperaban que llevara algo de color, por mi promesa, pero me dio pena teñirlo porque me encanta el color rosa chicle que tiene" - Lo que no entiendo es cómo no te tiraron piedras por la calle. - "Porque la gente tiene más sentido del humor que tú, boba de Coria... ¡Ay, Pascualita, Andresito quiere que nos casemos!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Por fin tu nieta se va a casar y nos la quitaremos de encima! - No caerá esa breva. La novia es la abuela. - A la Cotilla se le demudó la cara y le entró flojera en las piernas - ¡Ah, no! ¡Ni hablar del peluquín! ¡¡¡No te puedes casar!!! - "¿Cómo que no?" - A mí me hace ilusión tener un abuelito - Lo tuyo es normal porque eres tonta de capirote ... - ¡Gracias! - ... pero tú ¿cómo vas a meter a dos maridos juntos? Sería .la guerra de Corea al cuadrado. - "¿De qué hablas?" - ¡Ya no podré venir a comer a esta casa! - ¡Abuela, cásate mañana!

Sentadas al rededor de la botella de chinchón, la Cotilla estaba más calmada - ¿Lo entendéis ahora? Tu primer abuelito, al que nosotras despachamos... ya me entiendes... tiene un genio de mil demonios desde que es una alma en pena, porque estando vivo era un trozo de pan. - "Ni tanto, ni tan calvo" - Pero ahora es peligroso. Fíjate las veces que nos ha atacado. ¡Y eso que no estaba celoso! pero si pones a otro en su lugar... Creo que emigraré a la Conchinchina. - Pues ¡buen viajes, vecina! ... ¡Vamos a brindar por tu boda, abuela! - Eh, eh, que yo también quiero brindar. Una cosa no quita la otra y la boda no me la pierdo... ¡Por la madrina, que seré yo! - ¡Que cara tiene!

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