domingo, 10 de febrero de 2013

Esta tarde saldré en Sa Rua, el desfile del Carnaval. Alquilé un traje de princesa de cuento de hadas y al probármelo me sentí como tal... solo me faltaba el Príncipe Azul así que llamé al Médico y le propuse que fuera mi pareja. Naturalmente me dijo que sí. Luego vendrá a casa porque quiero dar un paseo por la ciudad, disfrazada y con el antifaz puesto, para ver la expectación que levanto. La abuela me ha llamado carca y dice que voy repompolluda con tanto fleco y miriñaque. Que sabrá ella de elegancias.

¡Oh no! Este hombre no es más tonto porque no se entrena. ¿Pero como puede hacerme algo así? ¡Le metería una patada en la espinilla si no supiera que le encanta!... Ha venido de Príncipe Azul pero ¡de los Pitufos! ¿Cómo va a ir una bellísima Princesa con semejante engendro? La abuela dice que si no lo quiero se lo queda ella.

- ¡Avemaripurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Esto qué es? - No sea payasa. Soy yo. Lo que pasa es que he resaltado  mi belleza y elegancia y contrasto demasiado con la fauna que me rodea. - Jajajajajaja ¡Haberte vestido de la Cospe cuando va al Corpus, así pareces una tarta de fresa con esmeraldas de culo de botella jajajaja - ¿Y a usted no le da vergüenza salir así a la calle? - ¿Por qué? Bien bonito que me ha quedado el disfraz de Botella de Chinchón.

La abuela hizo su aparición en escena. Iba de Urdangarín, con peluca incluída - ¡Yo no salgo contigo. Menudo cante! - Iba vestida de jugador de la Selección española de balonmano, lleno de tiritas y moratones; En una mano llevaba una palmatoria (por lo de empalmado) con un cirio gordo y largo (todo de cartón). Y en la otra un cubo de basura del que sobresalía un trozo de placa de calle donde se leía: Rambla dels Ducs de Palma de Mallorca, de cartón también. Del pecho, de los bolsillos y de la entrepierna, asomaban billetes de 500 euros. Su aparición fue muy aplaudida por todos, menos por mí porque me corroía la envidia.

Se me acercó y prendió su famoso broche en mi vestido. Ahí estaba Pascualita, muy tiesa y vestida de ¡Princesa! Que mala uva tiene ésta mujer. Ahora no podré disfrutar de la fiesta porque tendré que estar pendiente de que la sirena no se pierda - ¿Dónde has comprado estas cosas? (le preguntó la Cotilla) - "En la tienda del señor Li... Al verme quiso huir pero en cuanto le dije que le encontraba más atractivo que otras veces (aún está un poco inflamado) cayó a mis pies y con unas cuantas zalamerías más, me ha salido todo gratis. Que fáciles de contentar son algunos jejeje"

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