jueves, 14 de febrero de 2013

Aprovechando el día soleado que ha hecho hemos decidido ir al Castillo de Bellver y comer allí, entre los pinares - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡Vaya! ¿nos vamos de camping? -  Nos vamos nosotras dos - En una excursión, cuantos más seamos, mejor... ¿qué has puesto para comer? (le preguntó a la abuela) - "Lo clásico: tortilla de patatas y bistecs empanados" - ¡Mi comida favorita!... ¿A qué hora vendrá Andresito? - Nos vamos en autobús - ¿En transporte comunitario, apiñadas y sujetas los vaivenes que nos imponga el chófer? - Hale, pues cuando volvamos, ya le contaremos como nos ha ido - No, no. Por una vez me puedo sacrificar.

La Abuela llevaba colgado del cuello el termo de Pascualita para que tomara un poco el sol y oliera el olor del monte... Y digo yo ¿qué le importará eso a una sirena?. En cuanto llegamos al bosque buscamos un buen sitio donde dejar los trastos y las dos amigas se fueron a buscar espárragos.

Era tanta la paz y tan cálidos los rayos del sol que me quedé traspuesta. Y soñé que alguien se discutía allá a lo lejos. Poco a poco los gritos fueron subiendo de tono hasta que me despertaron ¡Jopé, que sueño más tonto! Sin embargo seguía oyendo los gritos y poco después reconocí las voces. Corrí hacia la entrada del Castillo y no las vi porque estaban en la torre del Homenaje - ¡¿Qué pasa?! - Pasé como una exhalación delante de la garita del portero. - ¡Oiga. Tiene que pagar la entrada! - ¡No puedo, es un asunto de vida o muerteeeeeeee! - ¡Se le va a caer pelo cuando la coja!

Al empezar la subida a la Torre apenas tenía aliento, menos mal que las encontré bajando la empinada escalera de caracol... Traían consigo a un hombre disfrazado de soldado medieval, con cota de malla incluida, que sangraba como un toro de lidia por varios puntos de la cara. En seguida supe quién había sido el agresor.

La excursión nos salió cara. Tuve que pagar una multa por colarme. La mochila, que dejé abandonad, había desaparecido junto con la comida. El "soldado", sin dejar de llorar como una Magdalena,  acusaba directamente a las dos viejas con el dedo. Para más hinri, la Cotilla recriminaba a la abuela por haberse traído de excursión a una de las furiosas Almas del Purgatorio que tenemos en casa (según ella) justo cuando  llegaba la policía a caballo que vigila el Bosque.

Hace un rato que hemos llegado a casa, gracias a Andresito que nos ha venido a buscar. Pero hemos perdido a Pascualita... Con tanto jaleo no nos acordamos de ella. Ahora el Castillo ya está cerrado y no podemos hacer nada hasta mañana por la mañana... Se nos ha ido la alegría al pensar que quizás no volvamos a verla... -  ¡Vamos brindar por no haber tenido que dormir en el cuartelillo!... ¡Ah! y porque nos hemos librado del alma en pena ¡menudo porrazo se habrá dado cuando la he tirado de la Torre jajajajaja ¡aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy! ¿A qué viene este capón? - "Yo me entiendo. Y si quieres chinchón te compras una botella y te la bebes en tu casa. ¡¡¡Largo!!!

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