martes, 29 de enero de 2013

La Cotilla se ha quedado a dormir en casa porque la abuela ha querido que, si por mí fuera, lo tendría claro. Dice la vecina que tiene "terrores nocturnos" como los críos. Pero yo no tengo la culpa de eso ni de que sus pesadillas se conviertan en realidad como le pasó ayer tarde.

Después de la sobremesa sube a echarse una siesta, de las de pijama y orinal como decía C.J. Cela. El chinchón trasegado debe actuar como somnífero y cuando se despierta, ya hace rato que ha caído la noche. Cuando ayer se despertó y como tiene por costumbre, no encendió la luz del cuarto. Salió al pasillo que lleva al baño y tropezó con un muro que le impedía el paso. Para cuando se dio cuenta de que no había ninguna pared en el pasillo y empezó a chillar, quién quiera que fuese que había entrado en su casa, ya le había dado un empujón y salido por pies del piso. Gritaba como si la estuvieran matando y ganas nos dieron, a la abuela y a mí, de salir al rellano para saber qué pasaba pero al reconocer la voz de la Cotilla nos desentendimos del asunto, como hicieron el resto de los vecinos.

Vino el Municipal y anotó que habían robado un 1/4 de kilo de café - Estaba caducado... como siempre lo tomo en vuestra casa... - Y el libro D. Quijote de la Mancha - "Te ha tocado un ratero intelectual" - ¿Ese? ¡Ni hablar! Ha visto que guardaba dinero entre las páginas... ¿Cómo voy a llegar ahora a fin de mes? (lloriqueó) - La Cotilla sabe latín y se metió a la abuela en el bolsillo a base de lágrimas.

Se había decidido que dormiría en el sofá. Es un sitio que está bien, aunque ella hizo amago de quedarse con mi cama diciendo que sus huesos eran viejos y estaría mejor en la cama en cambio yo, soy joven, fuerte y en edad de procrear (¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?) Pero hice la sorda, como el Gobierno. Por la noche dieron la noticia de que un hombre y su familia fueron "atacados" por un tornado tipo americano: volaron tejas, una nevera, rejas y ¡a dos camiones grandes que estaban aparcados fuera, los volcó como si fueran de juguete. Todo esto en escaso minutos, con mucho ruido y mucho  miedo.

La Cotilla cogió la noticia al vuelo y dijo que de tornados, nada.- Son las almas en pena que están furiosas ¡No puedo quedarme sola en casa! - "Toma, mujer, un chinchón te vendrá de perlas" - ¡Pero no me dará valor! - No se preocupe, que quienes tienen que coger valor son las ánimas en pena para meterse con usted jejejeje - ¡¿Has oído a tu nieta?! ¡Está poseída! - "Que más quisiera yo. A ver si me da un biznieto de una puñetera vez" - Al ver el histerismo de la Cotilla fui a por Pascualita. Los gritos de la vecina estaban llegando a los decibelios deseados y encima miraba a la abuela... No hizo falta que dijera nada porque la sirena, en un intento de defender a su amiga, lanzó un chorrito de agua al ojo de la mujer que, inmediatamente, inició el ritual de los saltos, las carreras, los gritos y los lloros. - Cotilla, será mejor que vuelva a su casa porque nuestros fantasmas ¡son los más peligrosos! - le grité mientras ella corría escaleras arriba.

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