viernes, 28 de diciembre de 2012

Nada más levantarme, la abuela me ha pedido que fuera a su cuarto a buscarle la bata. Que obsesión tiene con que la ayude ¿Tan lejos está su cuarto? ¿Tanto pesa una bata? ¡Tengo que desayunar! pero como soy muy sacrificada y la mirada aviesa que me ha echado no me ha gustado nada, he entrado en su habitación y mi grito ha despertado al resto de los vecinos de la finca.

Un hombre, con cara diabólica, estaba junto a la cama de la abuela y me miraba fijamente. He salido corriendo dando tras pies. En la cocina, mi querida abuela se partía de risa mientras gruesos lagrimones caían por sus ajada mejillas - (¿Ajadas?) - Sí. Cuando estoy enfadada le veo todos los defectos. - "¿Has visto al abuelito?" (ha tenido el cuajo de preguntarme) - ¿Es su alma atormentada? - Entonces ha gritado  - "¡Eres tonta de capirote! jajajajajaja ¡¡¡Inocente, inocente!!!" - ¡La madre que la parió!

El "abuelito" era un maniquí de la tienda de los chinos del señor Li, que se lo ha dejado para hacer bromas. He estado a punto de sufrir un infarto y se ha quedado tan pancha. Incluso Pascualita me ha tirado un chorrito de agua, aunque sin mala intención. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ha quedado desayuno para una pobre pensionista que no llega a fin de meêeeeeeeeeees? - ha dicho cantando. - "Sí, hija, pasa y siéntate" - He oído un grito desgarrador ¿sabes quién ha sido? - "Estoy un poco sorda estos días" - ¿Tú tampoco has oído nada? (me preguntó) - Cuando duermo. duermo y me dejo de tonterías. - Pues es raro porque parecía que mataban a alguien... "Cotilla, hazme un favor..." - !Que te lo haga tu nieta! - "Ya sabes que es una inútil... He dejado una botella nueva de chinchón encima del cantarano de mi cuarto. Tráela, por favor" - Mira que te gusta que los demás te saquen las castañas del fuego...

A los pocos momentos resonó un alarido que nos puso los pelos de punta. - ¡Ha vuelto del infierno! ¡Está aquíiiiiiii y quiere llevarme con él!... ¡Perdóname, no lo haré más! ¡¡¡Lo juro, lo jurooooooo!!! - Se abrazó a la abuela desecha en lágrimas - ¡No quiero ir al infierno!... ¡¡¡Confieso que lo que metí en... en... ¡Ay! en...el jarabe que hiciste a tu marido para que tuviera energía, no fue pólvora sino un matarratas muy efectivo... y luego me aproveché de su duradero alzamiento... - "¡¡¡Qué!!! ¿Te acostaste con mi marido? ¡Eso no se le hace a una amiga!" - Abuela, te olvidas de que también lo mató... - "Eso es lo de menos. ¿Me engañaste y vienes a comer a mi casa todos los días? ¡¡¡Bruja!!!"

Pascualita tenía los carrillos llenos de agua envenenada y esperaba el momento justo para hacer blanco en los ojos de la vecina. Yo no podía entender que fuera más importante el adulterio que el crímen y sentí crecer en mi una rabia contenida - ¡Voy a buscar al Municipal.  Aquí tienen que rodar cabezas! - En cuanto puse la mano sobre el pomo de la puerta, cantaron: ¡¡¡Inocente, inocente!!!

Sí, sí, inocente. Me he quedado con la duda. Mientras, ellas beben chinchón y brindan por lo bien que se lo pasan a mi costa.

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