domingo, 30 de diciembre de 2012

La Cotilla ha venido a casa a la hora de comer. Estaba lívida y temblorosa y ni siquiera ha saludado al entrar. La dentadura postiza sonaba a castañuela cascada cuando los dientes chocaban unos con otros. Se metió en la cocina sin decir amén y nos dio un susto de muerte.

Pascualita estaba sobre el frutero y la abuela, para esconderla a la vista de la vecina, le dio un manotazo y cayó de cabeza en la olla del caldo que estaba en el fuego. A velocidad de crucero saqué a pobre bicho de allí con ayuda de una espumadera y la metí en mi bolsillo que, en seguida, se ensució de grasa.

- Dame-e-e-e-e-e-e... una taci-i-i-i-i-i-ta de c-a-a-a-al-do. Tengo mu-u-u-u-u-u-u-u-ucho frí-i-i-i-i-i-o - "Chica, con tanto temblor no te entiendo. ¿Qué te pasa?" - La Cotilla no espero a que la entendieran y cogiendo un cazo vertió caldo en una taza, en el suelo, en la pared... tanto le temblaba la mano. Poco a poco fue recobrando el color. - ¡Estoy helada! He salido engañada a la calle. Tanto sol, tanto cielo azul ¡la madre que lo parió! y yo a cuerpo descubierto. Al llegar a la Plaza de España parecía una autómata. ¡que frío hace!... y que bueno está este caldo. ¿Qué era eso que ha sacado tu nieta de la olla?... sea lo que sea, le ha dado muy buen gusto...  A ver, enséñamelo... ¿por qué lo buscas si lo tienes en el bolsillo? Acabarás el año como lo empezaste: tonta perdida.- No se lo puedo enseñar porque... porque... (no sabía qué decir pero la abuela estuvo al quite) - "Porque es un secreto de familia" - ¡Vaya tontería! ¡A ver qué es! - "Te lo diré si no vas a ir contándolo por ahí... Es algo que me regaló el señor Li." - ¿Y sirve para muchas veces? - "¡Claro. Solo hay que dejarlo un poquito en el caldo y en seguida coge sabor" - Mañana le iré a pedir uno - "No creo que tenga más... Lo mandó a pedir a la China solo para mí" - ¿Ah, si?... Hija, no sé lo que ha visto este chino en ti porque eres tirando a normalita, vamos, del montón. - "¿Yo soy del montón? pues anda que tú..."

  En un momento estuvieron enfrascadas en una fuerte discusión que yo aproveché para ir al baño y lavar bajo el grifo del agua caliente a la sirena. Me costó bastante cogerla porque estaba llena de grasa y patinaba entre mis dedos. No me había puesto el guante de acero y me preocupaba que me mordiera pero la pobre estaba patidifusa entre el tortazo que había recibido, la impresión del agua hirviendo y el sentirse una bola de grasa. Después la llevé a su "acuario" y corrió a esconderse en el barco hundido.

Sentadas en la salita mientras tomábamos el café, aún discutían sobre quien tenía más glamour de las dos. Unos cuantos chinchones después Pascualita se había recuperado y se puso a dar saltos y más saltos. La Cotilla interrumpió su envidioso diálogo para preguntar, preocupada - ¿Qué es eso? - La abuela fue rápida para traer el agua a su molino. -"Mi marido. Viene desde el Más Allá a corroborar lo que he dicho: soy yo la más atractiva"

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