domingo, 9 de diciembre de 2012

El tímido sol de la mañana no ha tardado en caldear el ambiente, lo justo y necesario como para que entren ganas de salir a la calle. La abuela se había preparado montones de ropa: grueso anorak, braga, guantes, calcetines y leotardos, gorro. Al ponérselo todo pareció engordar siete quilos de golpe y a penas se podía mover - ¿Piensas caminar por la montaña con semejante equipaje? - "Y aún me falta el termo de Pascualita"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa!... ¿Vas al Polo Norte? ... He encontrado a uno de los policías y me ha dicho que vendrán esta tarde. - "Pues lo siento por ellos. Nos vamos de excursión" - Andresito hizo sonar el claxon de su coche y salimos de estampida. La Cotilla, que se quedaba de muy mala gana, hizo un comentario rencoroso - Ni que llevaras las reliquias de un santo en el dichoso termo...

Hemos ido al Monasterio de San Salvador. Su novio nos ha dejarnos al pie del monte y mientras él subía tan pancho hasta arriba, nosotras hemos emprendido el camino a pie, campo a través. Con el termo abierto, le iba comentando a Pascualita el paisaje que se extendía, lentamente, a nuestros pies. Al llegar arriba yo iba sin resuello y ella seguía hablando por los codos. Quería decirle que cerrara el termo pero no me salían las palabras, por la falta de aliento y por la maravillosa vista . La isla, casi entera, se extendía a nuestros pies como un belén, hasta el mar.

Hemos entrado a ver los 6 maillots de campeón del mundo de nuestro Guillermo Timoner. Hace tantos años que los primeros ya están desilachados. Después hemos pasado a la capilla. La están restaurando y estaba ne penumbra. En un rincón se ve un belén a través de unos espejos de aumento. Y claro, Pascualita tenía verlo. Después de contarle, de pe a pa, la historia del Nacimiento, la abuela se ha dado cuenta de que estaba hablando sola - "¡¡¡¿Pascualita?!!!" - a gritado, asustada. - "¿La has visto?" - No, no la había visto y lo que era peor, ¡no la veía por ningún sitio! Movimos todos los bancos de la iglesia, inspeccionamos todos los rincones. Esta vez la habíamos perdido de verdad. Andresito, aburrido de esperarnos, vino a ver qué pasaba - "¡Cuidado dónde pisas!" - La abuela estaba desesperada - ¿Qué habéis perdido? - "¡A Pascual... un pendiente de mi nieta!" - Se puso muy serio - ¿Te has visto aquí con Pascual?... ¿Sabes qué te digo? Que os baje Rita la Cantaora porque yo me voy.

Mientras la abuela corría tras él, más que nada porque se nos iba el medio de transporte, volví a mirar a través del cristal de aumento y por poco me da un infarto. ¡La horrible cara de Pascualita me miraba, aumentada, a través del cristal ¿Cómo se había metido allí ese bicho? ... Misterio.

Antes de que me descubrieran salí corriendo con la sirena en el bolsillo. Por fortuna la abuela había convencido a Andresito de que no había ningún Pascual y pudimos volver a casa en coche... Espero que el destrozo que he hecho para sacar a Pascualita del laberinto donde se había metido, no retrase los trabajos de reforma. Jejeejejejeje... mira que es fea la jodía sirena vista con lupa jejejejeje... Hum, que rico está el chinchón...

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