domingo, 16 de diciembre de 2012

- "Ahora que estamos todas reunidas (era la hora de la comida) os comunico que, a partir de mañana, vamos a comer rancho de guerra" - ¿Y eso qué es? (preguntó la Cotilla) - "Lo que se hacía en esos tiempos" - ¿No querrás que me acuerde? yo era muy niña entonces... - "No te hagas la tonta conmigo, guapa" - Vale, me acuerdo pero ¿ésta sigue cobrando su sueldo, verdad? ("Esta" era yo) entonces por qué debemos ponernos a régimen estricto? - "Para hacer sitio en el estómago a lo que vamos a comer en Navidad" - Por eso no te preocupes, yo hago sitio enseguida. - "No quiero empezar el Año con más michelines de los necesarios. Ni quiero ni puedo. Tengo un novio al que le gusto como estoy: crujiente jejejejeje" - Pero nosotras no tenemos novio y no tenemos por qué pasar hambre. - "Si yo la paso, vosotras también, aunque sea por solidaridad"

En vista del panorama que se nos presentaba, las tres comimos como lobas. Después la abuela se marchó, andando, hasta la Torre de Andresito en el Paseo Marítimo. - "Cuando llegue volveré a tener hambre y me aprovecharé de su bien surtida nevera" - ¿Te acompaño?... y luego podemos hacer un trío. - "¿Estás tonta?" -  Me refiero a un trío en plan comilona...

Cuando la abuela salió la Cotilla llevaba un rato durmiendo la siesta en la butaca. El chinchón la mecía en sus vapores etílicos y como no podía soportar sus ronquidos, me fui a la cocina a prepararme un cola cao. Pascualita subió en seguida al borde del "acuario" . Un rato después estábamos las dos merendando.

La voz ronca de la Cotilla llamándome, asustó a la sirena que se zambulló inmediatamente. El chapoteo alarmó a la vecina y gritó - ¿Qué ha sido eso? - El abuelito que ha venido a verme (dije con muy mala uva) - ¡¡¡La madre que...!!! ... ¡Viene a por mí! - Ahora que lo dice... trae cara de malas pulgas. - ¡¡¡Hay que encenderle velas!!! ¿Dónde están? - Las usó la abuela el otro día para  una cena romántica con su novio... Si, abuelito, es la Cotilla... ¿qué? ... ¡Oiga! mi abuelo pregunta que qué fue lo que le metió en el jarabe, porque se fue al otro mundo sin saberlo. - La puerta de la calle se cerró con tal estrépito que se movieron las paredes. Mientras Pascualita hacía la señal de OK yo me serví una copa de chinchón y nos la tomamos juntas.  

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