jueves, 29 de noviembre de 2012

La abuela y la vecina están en la cocina tomando un café mientras ojean revistas atrasadas que la Cotilla ha recogido junto al contenedor azul, por lo visto estaba hasta los topes y no cabían. Llevan media hora poniendo a caer de un burro a cuanta ricachona y famosilla sale en las fotos. Se parten de risa y encima les sale gratis. ¿Pero ellas se han visto? Con quién, únicamente, se pueden comparar es con la Duquesa de Alba porque son de la misma quinta y como dice la Cotilla, lo único que nos diferencia es que ella tiene más casas... y últimamente añade: y un marido.

Cuánto les gusta el Duque consorte. Babean cuando ven una foto suya. La abuela disimula por que tiene a Andresito y sus viagras pero yo veo cómo le brillan los ojos de envidia. Hace un momento ha dicho una frase escalofriante - "Si mi marido hubiese sido como éste, aún estaría vivo" - Ahora mismo voy a ponerle una mariposita de luz a la foto de mi abuelo, pobrecillo.

Hoy me he quedado sin comer. La abuela me ha castigado (¡a mis años!) a no probar el frito de matanzas que ha hecho y que olía a gloria. Y todo porque soy una sentimental. Como dicen ellas "Que te importa tu abuelo si, cuando murió, aún no lo era?"  Hasta Pascualita se ha reído de mí y me ha tirado un chorrito de agua envenenada aunque no me ha dado.

Al entrar la abuela en su cuarto y ver la foto de su marido, que tenía encerrada bajo siete llaves, sobre la cómoda e iluminada por la mariposita, se ha sobresaltado pero cuando ha estado a punto de irse al otro barrio a hacerle compañía ha sido cuando un soplo de aire ha movido la llamita y las sombras han bailado en la cara del hombre. Parecía que había vuelto a la vida y quería decirle algo. Ella ha dado un grito y la hemos encontrado, inconsciente, sobre la cama ¿Cómo le ha dado tiempo a llegar a ella en lugar de darse un batacazo contra el suelo, es un misterio tan grande como que Dios le hablase a Aznar después del atentado y no lo hiciera con los que estaban con él en el coche.

Al recobrar el sentido me ha tirado una de sus botas de tacón alto y ahora llevo un chichón, bien visible, en medio de la frente ¿cómo voy a ir a trabajar así?... Ahora la abuela está recuperando el ánimo con unas copitas de chinchón junto a la Cotilla que no para de darle buenos consejos - Si no come en un mes no le pasará nada, y encima te agradecerá que la ropa de Navidad le siente como un guante... Y lo que sobre me lo subo yo a casa para la cena...

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