sábado, 24 de noviembre de 2012

En casa solo se oyen quejidos, lamentos y crujir de huesos. La abuela va de silla en silla entre ¡ay! y ¡ay!. Todo esto es consecuencia de la ida en bicicleta por ver a los ciclistas de élite - "Creo que vas a tener que hacer tú la comida" - ¡Ni hablar! Toma agua con azúcar. - "Ay, ay, ay... Tengo agujetas hasta en las pestañas... ¡La culpa es de la Cotilla por proponerme hacer deporte! ¡Ay, ay, ay..." - ¡Avemaría... ¡ay! ¡ay! purísimaaaaaaaaa ¡ay! Estoy  fatal. Y toda la culpa es tuya (le dijo a la abuela) por hacerme caso... ¿Cuándo aprenderás a decir que no? ... Afortunadamente, el chinchón cura las agujetas... ¿Nos tomamos un lingotazo? - "¡Hecho! Total, que más da muertos por mil... ¡ay, ay!...que muertos por mil quinientos... "

Pascualita, sentada en su atalaya, las miraba con envidia.  De un fuerte coletazo se desplazó hasta el frutero, después reptó hasta la copa que tenía más cerca y metió la mano para mojarla y luego lamerla - ¿Tienes ratas? - "Desde que te las sirvo... hip... en la comida, no jijijijiji" - Pues te has dejadoooooo... hip... una. - Se partían de risa. Recordé que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Y allí estaba la sirena, encantada de la vida, junto a la Cotilla. Al intentar cogerla me enseñó los dientes y la vecina me gritó - ¡Coje una copa para ti, jodía!

Mientras puse la televisión. Salía un reportaje sobre los ciclistas de élite en nuestra isla - ¡¡¡Mirad. Vais a salir por la tele!!! - En un santiamén estuvieron en las butacas - ¿Y las agujetas? - "¡¡¡Chist. Calla!!!" - ¡Que cruz tienes con ella! - La cámara se recreó un instante en una pareja estrambótica que gritaba a pleno pulmón: ¡¡¡Contador, Contador. Estamos aquiíííííí´!!! luego, por un instante, apareció Pascualita en pantalla. Una mujer llegó corriendo hasta ellas - ¡Déjenme que les haga una fotografía, por favor! ¡Qué cosa más típica! ¿Se han escapado de las fiestas de algún pueblo cercano?- Al verla en la pantalla a las dos viejas se les escapó una lágrima - ¡Es Eloísa! ¡Hola, guapa! Estamos aquí, en casa! - No puede veros... ¡¡¡Dejad el chinchón de una vez que luego no habrá para mí!!!

Me contaron que habían conocido a Eloísa bajo un almendro, donde se protegía del sol. En seguida quiso hacerles fotos porque nunca había visto nada igual. La Cotilla, haciendo alarde de su "cultura cosmopolita"  le dijo lo mucho que le gusta la música "Para Elisa" - Seguro que la escribieron para usted porque es muy simpática. - No, perdone. Yo me llamo Eloísa - ¡Claro, por eso lo digo! - Es que... - (abuela no quiso quedarse atrás)  "A mi también me gusta esa música que lleva su nombre..." - Están equivocadas, señoras... - "¡¿Nosotraaaaaasssss?! Perdone pero sabemos muy bien lo que nos gusta ¿a qué sí, Cotilla?" - Luego se fijó en el broche y lo quiso tocar -  "jejejeje ¡Nooooo! (le dije) ¡Muerde!" - A Eloísa le dio un ataque de risa y se despidió de nosotras y dijo algo ¿te acuerdas Cotilla? - Sí, pero no sé si quería un chicle... o era de Chile... no sé, no sé... Dame otro poco de chinchón, a ver si me acuerdo,

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