jueves, 15 de noviembre de 2012

A las ocho y cinco de la mañana alguien ha aporreado la puerta de casa. Con las legañas todavía pegadas y acordándome de los padres y madre de quien tocaba a esas horas, he abierto y ante mí ha aparecido ¡la Cotilla! - ¿Pero no tiene usted llave? ¿A qué vienen esos golpes? - Os quiero bien despiertas. ¡Mira lo que dice el Diario! (ha pasado olímpicamente de mí, rumbo a la cocina. Al momento he oído un chapoteo. Pascualita acababa de esconderse)

- "Espero que tengas una buena razón para tanto alboroto" - ¡Ayer fuimos 50.000! y entre todas las islas 80.000... Y ahora me pregunto ¿por qué no se nos ocurrió llevarnos croquetas para vender durante la manifestación? Es que somos de espoleta retardada - "No podemos fastidiarle el negocio a Blas... Por la mañana vino a por unas cuantas" - ¡Ya estamos con Blas! ¿Y yo qué?... Vas a tener que darme la receta y así podré vender yo también. - "¿Comprarás el pollo?" - Ah... ¿por qué no me compras el primero? - ¡Ni se te ocurra, abuela! - ¡Que egoísta es esta chica! No sé dónde aprende éstas cosas... Bueno, improvisaré... usaré el pollo de la comida de la Cruz Roja y los próximos los compraré con las ganancias. - Veo que le gusta del cuento de La Lechera.

A mediodía hemos comido paella y la vecina ha aportado unas natillas... que ha sacado de un contenedor de basura cercano a un supermercado. Esto nos lo ha dicho cuando ya habíamos dado buena cuenta de ellas. En la sobremesa hemos brindado con chinchón por el éxito de la manifestación - ¿Servirá de algo? - "No lo sé... Por lo pronto un conseller ha dicho que lo que hay que hacer es, menos huelgas y más trabajar. Así que sabe que la gente quiere trabajo y por otro lado los Pinochos siguen mandando gente al paro. ¿Cómo se come esto?"

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