viernes, 26 de octubre de 2012

La abuela está como una cabra. Todo el mundo, menos ella, sabe que es así y encima, lo demuestra. Anoche llegó del Funeral bastante contenta.¿Para qué andarnos con paños calientes? ¡muy contenta!. Me despertó, a las horas brujas de la noche, el "encantador" sonido de una vuvucela junto a mi oreja. Pegué tal salto de la cama que batí todos los records, habidos y por haber. ¡Que susto me dio la jodía!

¡Por fin, después de meses de sequía, habían ganado (ella y Maricamen) a sus oponentes masculinos (Juanantonio y Salu)!. Andresito se negó, desde el primer día, a jugar contra su novia porque no quería poner su relación en peligro.  Llevan tiempo jugando al pinacle y han sido incapaces de ganarles hasta hoy. Estaban hartas de tanta humillación y cachondeo y han dejado correr la alegría y el chinchón (que han pagado, como no podía ser de otro modo, ellos, no en vano las dos amigas se han declarado insolventes)

La que se montó en el Funeral debió ser de tres pares de narices. Pidieron, a gritos, que quedara anotado en el calendario, con letras rojas, su victoria y que la hoja del mes fuera enmarcada y colgada en la pared opuesta a la de los Finados. Y se cantó y se bailó hasta las tantas. En cuanto sonaron las vuvucelas, los vecinos llamaron a la policía. No estaban dispuestos a sufrir otro empacho de ese sonido insoportable. Ya les bastó con el Mundial.

Uno de los policías era el Municipal que, en cuanto vio a la abuela, dio medio vuelta dispuesto a volver al coche patrulla. Le tiene pánico porque, estando ella, nunca sabe de dónde le vendrán los tiros. Fue su compañero quien logró calmarlo, aunque siempre lo llevó detrás. La abuela los invitó a que se unieran a la juerga, cosa que fue coreada por el resto de jubilad@s. Ya se sabe que los abuelos son muy cariñosos e insistentes, sobre todo las abuelas y allí había muchas. Al final, cuando llegó la Policía Nacional (requerida por los vecinos que seguían sin poder dormir) el Municipal y su compañero estaban bailando como posesos. Cuando se los llevaban detenidos, la abuela quiso telefonear al Jefe - Mejor... hip... no despertarle - dijo el hombre, muerto de risa  gracias a los efectos del chinchón. Y quedaron que, al día siguiente, ella iría a hablar con él. - ¡Lleve el arma... hip... de destrucción masiva jajajajajaja!

Ahora está en Comisaría tratando de arreglar el desaguisado. Y aunque he insistido en que no lo hiciera, se la llevado a Pascualita en el termo de los chinos - "Por si acaso" - ha dicho. Iba muy en su estilo: minifalda, leggins, blusa de lentejuelas y taconazo con plataforma. Todo negro. Le gusta cumplir su palabra. Cuándo le he preguntado el porqué de tanto arreglo me ha dicho - "Por si me encuentro con el Juez Carrau... ¡Ay!" - Que Dios le coja confesado si se encuentra con ella.

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