miércoles, 19 de septiembre de 2012

- ¡Que alegría, ya hace fresquito! - "Eres tonta hasta decir basta" - Pero, abuela, si el invierno es lo más agradable que hay. No sudas, puedes moverte con facilidad, apetece estar en la cama calentita... - "Te mueres de frío; no puedes moverte de al lado de la estufa; llueve, hay vendavales, a veces nieva..." - ¡Ay, sí. Nieva! Que bonito el paisaje todo blanco... - "Patinas, te rompes un hueso y el paisaje es monótono con sus tres colores tristes: blanco, gris y gris más oscuro" - ¡Y llega Navidad y Reyes y todo es ilusión! - "Y el dinero se va a la velocidad del viento que entra por las ranuras de las ventanas" - Ay, abuela, que negativa eres... Ya estoy harta de sudar. - "El verano es vida: hay colores, alegría, abanicos, helados, playas, la piel se dora y todos parecemos más sanos... menos tú que estás blanca como la leche con esa manía de que no pueden darte los rayos de sol. En cambio el invierno es el letargo de la muerte..." - ¡Si vamos a empezar así me voy!  - "Cuando duermas entrará por tu ventanaaaa y te echará un aliento tan géééélido que no te bastarán todas las mantas de esta casa para taparteeee" - ¿Por qué va a hacerme ésto si a mi me gusta? - "Por eso mismo, bobaaaaa. Para que sepas lo que vale un peine jajajajaja ¿No quieres frío? ¡Toma frío!

Es imposible hablar con la abuela... A mí estas cosas se me quedan en el subconsciente y cuando llegue el invierno, alguna noche me vendrán a la memoria y a ver quién es la guapa que duerme entonces. Me imaginaré al fantasma, blanco y helado, sentado a mi lado mientras duermo...Mejor me voy a ver a Pascualita que, por lo menos,no me dice bobadas... Vaya... ¡no está!... Pero... pero...- ¡Abuela. Pascualita no está en el "acuario. ¡Abuela, abuela! - cada día está más sorda

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, no! - ¿Qué haces en el suelo, alma de cántaro? - He... he perdido... un euro - ¿Para eso llamabas a tu abuela? Te ayudo a buscarlo y será para quién lo encuentre. - Oiga, que el euro es mío. - Si lo encuentro yo, no jajajajaja - ¡Abuelaaaaaaaa! - "¡¿Qué?!" - Su voz sonó a mi espalda e, inmediatamente, sentí que algo mojado y muy frío bajaba por mi espalda. Fue tal la impresión que grité como una posesa ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh!!! mientras las risas de mi abuela rebotaban por las paredes. El timbre de la puerta sonó con estrépito y el Municipal, porra en mano, entró amenazador en cuanto la Cotilla le abrió - ¿Dónde está el atacante?

Un capón en toda regla me devolvió a la realidad. La abuela me había metido a Pascualita en la espalda, a sabiendas de que la Cotilla estaba allí. Le encanta hacer temeridades. Al Municipal, para calmarlo, le contó la patraña de que yo estaba entrenando la voz para actuar en un teatro de aficionados, menos mal que no me pidió entradas.

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