lunes, 23 de julio de 2012

- "Baja tú la basura que me voy ahora y no sé cuando volveré" - Ya te he dicho que me arrepiento de haberte propuesto los recortes - "No estás arrepentida, lo que pasa es que no quieres morirte de hambre, pero me voy por esto (bajó mucho la voz) es por el npspspspspspsssss" - ¿Qué? - "No puedo decirlo más fuerte porque las paredes oyen" - Pues me quedo como estaba... - ¡Hola! ¿Habéis visto al nuevo vecino? ¡Que tío más raro! Me da repelús - "Que te va a oír, Cotilla, baja la voz" (susurró la abuela) - ¿Era eso lo que me decías? - "Creo que es un asesino" - ¿Crees? Abuela, estas cosas, si no se saben, no se dicen.

Sentadas en la cocina analizamos al personaje mientras nos metíamos unos chinchones entre pecho y espalda - " Creo que es un extranjero de por ahí" - Es renegrido ¿se  lavará? No me ha dado tiempo a olerlo - "Tiene cara de mala persona" - ¿No será que es feo? (dije yo) - "En eso no me he fijado pero cuando lo he visto he tenido un escalofrío y un mal presentimiento" - Pues el hombre no molesta. Vive encima de nosotras y no hace ningún ruido - "Eso me escama ¿es que no mueve una silla? Os digo que tiene la oreja pegada al suelo todo el día para saber lo que hacemos" - Jajajajaja ¡que exagerada! Vamos a salir de dudas. Ahora mismo voy a su casa y lo invito a bajar, así nos conoceremos todos - "¡Ni se te ocurra!" - Pero yo ya corría escaleras arriba.

- Buenos días. Me llamo Mohuriño. Soy de Brasiiiiil. Puedo enseñarles a bailar salsa y otros ritmos caribeños si lo desean... hum, que rica bebida toman ustedes - Las dos amigas habían perdido el color - Las veo preocupadas... ¿los recortes?... ¿el dinero?... ¿el amor?... ¿la muerte? - Ambas dieron un respingo y estuvieron a punto de caerse de la silla - No preocuparse, yo puedo ayuuuuudarlas jejejejeje... Soy vidente - ¡Jesús, María y José! (gritaron mientras se persignaban) - Huuuy, no teman, soy su amigo... - El "amigo" husmeó el aire durante un rato - Noto una presencia extraña... muy extraaaaña - Queriendo quitar hierro a una situación que ya empezaba a ponerme nerviosa a mí también, dije - Es nuestra vecina que, aunque lo parezca, no vive en esta casa - Nooo... Es algo más raroooo - (¡Pascualita!, pensé. Este tío va descubrirla) Me levanté para ir al comedor y sacarla del "acuario", si yo la llevaba encima no se atrevería a tocarla. - ¡¡¡No te vayas!!! gritaron la abuela y la Cotilla, asustadas. Con Pascualita en mi escote quedé más tranquila - ¡Veo agua... mucha agua...! (gritó Mohuriño que iba a lo suyo) ¡Montones de agua! - Entonces una gota me cayó en la cara. Miramos al techo y vimos, horrorizados como se iba formando una bolsa que crecía por segundos hasta que se rompió y tuvimos en la cocina las cataratas del Niágara. En medio de aquel desbarajuste el brasileño me abrazó con fuerza. Los brazos parecían tentáculos por lo rápido y variado de sus toqueteos. Intenté librarme pero me sujetaba con fuerza mientras el agua seguía cayendo a chorros sobre todos nosotros. Pascualita, al sentirse constreñida salió disparada hacia el rostro más cercano y clavó sus dientes entre los ojos del "hechicero". Me soltó de inmediato gritando como un poseso, momento que aproveché para arrancarle a la sirena de un tirón.

El timbre que sonaba con insistencia. Era el Municipal - ¿Qué pasa? me dijo al verme hecha una sopa. El brasileño pasó como una flecha entre nosotros babeando, llorando y sangrando como un toro de lidia.

Poco después se aclaró todo. Una tubería del piso de arriba se había roto y a eso se añadió que Mohuriño tenía calor y en vez de ducharse llenaba la bañera hasta arriba y se daba unos cuantos baños al día. Gracias a la intervención del Municipal se arregló el asunto con el seguro y a nosotras nos quedó el trabajo de recoger agua y adecentar la cocina. Durante unos días el brasileño no salió de su casa, no veía a causa de la hinchazón. El Municipal no preguntó la causa del mismo, sus nervios no soportaban los misterios "paranormales". Nosotras, a pesar de todo tuvimos una pequeña alegría: el cinchón no se había aguado porque en el momento de la avalancha de agua, la botella estaba tapada.

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