jueves, 14 de junio de 2012

No sé qué me pasa, es como si viviera en una nube que me lleva de un lado a otro: ahora al trabajo, ahora a casa. Como un taxi, vaya. Le he dado la culpa a la Primavera. El caso es que me duermo por los rincones. Al final tendré que ir al médico.

- "¡Hey, despierta, Bella Durmiente!... ¿Quieres que te cuente la fiesta del Funeral?" - ¿Eh?...
- ¿Es necesario?  -"¿Qué te pasa que te duermes por los rincones?" - Eso quisiera saber yo... Será que me ha picado la mosca del sueño... - "¡Eh. Espabila"

En el trabajo he tenido que ir mil veces al lavabo a echarme agua en la cara porque no podía tener abiertos los ojos. Me estoy empezando a preocupar.  Hace un rato "he visto" (creo) como la abuela y Pascualita se hacían señales riéndose de mi. Tengo que averiguar si es real para no meter la pata y las riña sin necesidad. Encima se reirán más de mí.  Creo que la abuela me está hablando - "... y Conchita no paró de reir. Pienso que iba un poco piripi... No lo puedo asegurar porque yo también reía como una loca... pero no creo que fuese por el chinchón que me había tomado jejejeje Aún me da la risa cuando lo pienso porque la condenada tiene una risa contagiosa que, como le de en los funerales, tenemos que salir de la iglesia a todo correr... Recuerdo que un día al cura no le hizo ninguna gracia que la mitad de los feligreses abandonara el templo a todo correr y su voz tronó - ¡Tened un poco de respeto! ¡No es momento de salir a fumar un cigarrillo! - La risa de Conchi se agudizó y nuestros rostros se llenaron de lágrimas. Hice lo único que se me ocurrió  Me volví a medias hacia el sacerdote que nos miraba con el ceño fruncido y me señalé la entrepierna (dándole a entender que teníamos pipí porque, eso a nuestras edades nos da prioridad de paso, incluso ante el Obispo). Por la cara de asombro debió haber entendido otra cosa y entonces sonó el móvil de Conchi tocando ¡Paquito Chocolatero! a toda pastilla porque es un poco sorda. Entonces estalló nuestra risa y ya no pudimos volver a entrar en la iglesia porque era asomarnos y reir..." - Yo pensaba: ¿y ésta qué me cuenta?

¡Ya se lo que me pasa! He estado a punto de hacer un abuelicidio y un sirenocidio. Mientras dormía la siesta me ha parecido oír:  "Te despertarás a las tres y media". Era un soniquete que se repetía en plan mantra y a las tres y media me he despertado, como un reloj. Ha sido de improviso y a la abuela no le ha dado tiempo de apartarse de mí. ¡Me han robado una hora!

La muy bruja mete en mi cerebro la órden de despertarme a la hora que le da la gana. A mí me extrañaba hacerlo a horas tan tempranas, fresca como una rosa. Pero, claro, me faltan horas de sueño y por lo visto mi cuerpo las está recuperando. He corrido tras ellas pero poco tiempo porque, al pasar por la salita, he ido directa a la butaca. La abuela se ha sentado en frente de mí, con Pascualita en el termo. Estaban pendientes de mis reacciones, que eran cero. Entonces la abuela y la sirena han hecho la señal de OK mientras  chocaban dedo contra puñito. ¡Que  asco les tengo a esas dos!

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