domingo, 13 de mayo de 2012

La abuela, que es muy dada a ponerme de los nervios y sabe qué tecla tocar para eso, me ha despertado temprano y con cara de susto ha dicho - "Se está acercandooooo... ¿No lo notas?" - Me ha costado un montón abrir un ojo y mucho más, concentrarme en lo que me estaba diciendo. Mi primera reacción fue tirarle algo a la cabeza ¡que es domingo, hombre! Lástima que ya no se usen los orinales porque se lo hubiese llevado encasquetado.- ¿Qué hora es? no he terminado el sueño - "Las seis de la mañanaaaa" -  ¿Por qué hablas así?¿No estás bien? - "Cada vez está más cercaaaaa" - ¿Quién?... ¿No puedes dormir? ¡Pues ves a darle la lata a la Cotilla! ¡¡¡Quiero dormir!!! -

 Se pone pesadísima cuando tiene insomnio - "Siento el aliento del Espírituuuuuu" - ¡Abuela, tengamos la fiesta en paz!... ¿El espíritu de quién? - "El que flotó sobre nosotras el año pasadooooo..." - Me había desvelado completamente. Es oír hablar de espíritus y echarme a temblar. Encendí la lámpara del techo y el cuadro que v era como para tener pesadillas hasta el día del Juicio Final: la abuela llevaba un camisón largo, anticuado; una palmatoria en la mano; el pelo revuelto y sobre él Pascualita, más fea que Picio, me hacía el signo de OK- ¡Vale, ya lo has conseguido. Estoy desvelada. A ver ¿Quién es que se acerca? - "El espíritu de lucha del 15 Mmmmmmm...." - ¿Para eso me despiertas? - "Pues sí. Para que estés al día de las cosas y no hagas el ridículo cuando alguien te pregunte. Y como ya estás informada, nosotras nos retiramos a dormir jejejejeje... Hale, hasta mañana" - Y se ha ido dejándome con los ojos como platos. Cuando, por fin, he conciliado el sueño eran las ocho de la mañana. Estaba cansada de dar vueltas en la cama, que al final he caído rendida.

 La escandalera que llegaba de la cocina ha podido conmigo así que me he levantado y con un humor de perros, he ido a desayunar. La Cotilla y la abuela se lo estaban pasando en grande comentando anécdotas vividas el año pasado en la Plaza de España (Plaza Irlanda entonces) - ¿Hay que gritar tanto para hablar? - Ya llegó la alegría de la huerta (dijo la Cotilla que, indudablemente, se refería a mí) - "No le hagas caso. Tiene un mal despertar... Un día les llevé rosquillas a los que dormían en la plaza ¡menudo jolgorio se montó! ¡daba gusto ver lo agradecidos que eran! ¿Y las asambleas? Me encantaba levantar el dedo pidiendo la palabra y soltar todo lo que se me ocurría en aquel momento. Un día estaban los ánimos tan caldeados que estuve a punto de gritar ¡¡¡Al ataque!!! como en aquellas películas del oeste que veíamos en el cine Capitol ¿te acuerdas?. El protagonista, que siempre era el más guapo, iba con el uniforme azul del séptimo de caballería, sacaba el sable y gritaba ¡Al ataque! cuando iban a salvar a los de la caravana que eran atacados por los indios. Pues me faltó un pelo para gritarlo pero uno que estaba a mi lado tomó la palabra y me tuve que callar. Fue apasionante lo que ocurrió en aquellos días.

- Me hizo recordar los días en que corría delante de los grises... - ¡Que va a correr delante de los grises si cuando eso pasaba usted ya era mayor!... Si acaso corrió delante de las tropas de Napoleón, vejestorio - Que mal hablada es ésta nieta tuya - "Es que te has pasado un poquito...  Lo que te puedo asegurar es que, si vuelve a haber concentraciones, no iré sola. Me llevaré a Pas... eh... ejem..." - ¿A quién? - "A Andresito" - No, no. No decías eso jejejeje. Tu tienes un lío por ahí con alguien que se llama Pascual... ¡vaya, vaya con la mosquita muerta! Pues como se entere tu novio te quedas sin viajar a Londres... Estoy pensando que si se lo digo, tal vez pueda ir yo en tu lugar. - "¡Cotilla, te la estás ganando!" - Pues ya ves, también lo creo yo pero no una torta sino un viaje... con derecho a roce jejeje... Y hablando de otra cosa ¿qué vas a poner hoy de comer?

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