martes, 8 de mayo de 2012

- "¡Estoy que me subo por las paredes! ¿Es que ésta gente no tiene vergüenza?" - La abuela acaba de llegar de la compra y vienen encendida - ¿Han subido las patatas? - Ni me ha contestado. Ha ido a por Pascualita - "Tengo que contárselo para que, cuando vuelva a su hábitat, sepa lo que no debe hacer".

- "¿Ves esto? Es una tijera. Con ella se pueden hacer maravillas o desastres, que es para lo que la emplean  nuestros mandamases (quizás porque no son, ni siquiera, artistas aficionados)" - No sé cuantas veces te he dicho que estás hablando con un pez ¿crees que sirve de algo? - "Es más inteligente que los que se creen serlo. Ella no haría unas normas para todos menos para el que las hace. ¡No tiene la cara tan dura!" - Bueno, no te exaltes... ¿Has hablado con alguien? - "En la cola de la carne se dicen cosas más sensatas que en el Parlament, que pagamos todos para que los que "trabajan" allí nos hagan la puñeta"  -  Para acaba de arreglar la cosa, ha entrado la Cotilla como Pedro por su casa.

- ¡Vengo del mercado! ¿Sabes de lo que me he enterado? De que los que no tienen dinero para nuestros hospitales van a dar 7.000 millones de nuestros euros a un Banco que lo está pasando mal, pobrecito...¿Te das cuenta? ¡Se ríen de nosotros, nos obligan a pagarnos seguros médicos particulares y lo único que sabemos hacer es poner cara de tontos! Le han tomado gusto a la tijera y recortan por aquí y por allá, ¡tris, tras, tris, tras! rompiendo la tela sin ton ni son, dejándola inservible y luego van y ponen un parche de seda a lo suyo ¡los bancos! Los que más tienen (y si no lo tienen es porque no han sabido administrarlo) ¡Ya está bien, hombre!. Y aquí cerrando hospitales que trabajan a pleno rendimiento.

Para templar los ánimos puse unos taquitos de chorizo y tres copitas de chinchón sobre la mesa y aunque desaparecieron en un plis plás y la botella pronto empezó a bajar, ellas siguieron erre que erre  - "Que les pidan cuentas a todos los que no supieron gestionar nuestros... hip... dineros y no nos castiguen a  nosotros que siempre ... hip...estamos pagando, nos guste o no" -  ¡Y que no se ... hip...escuden en los que acaban de irse. Todos son ... hip ... cul... jijiji... culpables en mayor o menor medida porque yoooo... hip... me acuerdo de aquel del pelo blanco que construyó un Túnel que le dio beneficios particulares y ... jijiji... salió de rositas... - "y otro de sonrisa perenne que... hip... le dio por hacer un Paaaaarque, destruirlo y hacer otro que aún estamos pagando ¡los dos! y lo premiaron con un escaño en Madrid, jajajajaj" - Y así siguieron un rato más.

Cuando Blas llegó a por más croquetas la abuela y la Cotilla seguían discutiendo aunque casi no se las entendía - ¿Te quedas a comer? - ¿Haces tú la comida?... mejor me voy a comer a casa.

Pascualita y yo comimos juntas mientras las dos amigas dormían la mona. Me dolió ver como la sirena ponía cara de asco al probar mi paella con atún de lata, que había salido aceitoso y duro. ¿Qué pasa?... Yo tampoco me lo comí. Por probar le ofrecí un poco a Pepe pero no abrió su boca cosida. Este debió ser uno de esos días en los que agradeció tenerla así.

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