domingo, 27 de mayo de 2012

Esta mañana hemos estado a punto de llamar a los bomberos. La abuela ha rodeado la tele de velas y animetes, aparte de las que tenían puesta las estampitas. Antes de que comenzara el partido de fútbol del Baleares, se ha sentado frente a la pantalla con Pepe sobre la falda y Pascualita en plan broche. Nadie debía perderse el acontecimiento.

La Cotilla bajó pronto y se sentó junto a ella. Blas se unió un poco después y cuando faltaban pocos minutos para que empezara, llegó el Municipal. Y a mi me tuvieron de criada  - "Como a ti, ni te va ni te viene..."

Las cámaras enfocaron el palco de autoridades y cuando vieron al President torcieron el gesto - "Este nos traerá mal fario ¿No tiene nada que hacer por Madrid?... (luego se dirigió a mí) trae más velas que nos van a hacer falta" - A medida que trascurrían los minutos del partido los veía sufrir - "Ai, Deu mevet. Encara mos guanyaran aquets vergants... ¡Enciende otra vela!"

Cuando llegó el gol del Baleares todos gritaban y se abrazaban entusiasmados : ¡¡¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!!! - La Cotilla no dejó pasar la oportunidad - ¿Por qué no brindamos con chinchón? - "¡Buena idea. Niña, trae la botella!" - ¿No dijiste que brindaríamos cuando fuéramos de Segunda? (les recordé) - Pero la Cotilla insistió y se salió con la suya.

El gol cayó como un jarro de agua fría sobre la alegre pandilla y los nervios se desataron - "¡Hacen falta más velas. Corre, corre!" Luego llegó el gol en propia puerta y las lágrimas corrieron a raudales. Tuve que darles más chinchón para levantarles el ánimo. De repente la abuela dio un salto señalando a la pantalla como si fuera el Angel Exterminador - "¿Pero on  van. On van?" - La gente vaciaba el campo dando la espalda a su equipo - ¿Esta gente no vio a la afición del Bilbao? ¡Ni uno solo se movió de su asiento ni dejó de jalear su nombre y habían perdido la Copa del Rey! - gritó fuera de sí Blas.

Yo estaba preocupada porque, a este paso, la abuela no iba a ponerse a guisar y me apetecía una de sus paellas - ¿Te parece que vaya sacando los avíos de la paella? - pregunté como el que no quiere la cosa - ¿Hay paella? - saltó la Cotilla - "Quién quiera comer que se haga un pamboli"

Cuando me enteré de que no estaba todo perdido para el Baleares, supe que aún podríamos comer bien. - Sabes qué te digo, abuela. Que podemos comernos ese arroz tan bueno que haces en honor de Siviero que ha llevado al equipo hasta aquí, Además, ¿quién te dice que no acabe subiendo? - Por una vez tu nieta tiene razón (comentó, ansiosa, la Cotilla) - La abuela, después de apagar todas las velas y guardarlas junto a las estampas, decidió que la esperanza es lo último que se pierde... aunque por lo visto en el campo, muchos ya la han perdido.

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