domingo, 20 de mayo de 2012

- "... El mundo cambia sin remedio... El nuevo milenio nos ha traído el caos y eso que muchos creímos que todo eran cuentos de visionarios, más o menos colocados de hachís, pero no... Ay, Pascualita, se están  perdiendo los valores, todo lo que nuestra generación logró a base de sangre, sudor y lágrimas... menos mal que yo sigo aquí, luchando contra viento y marea ante el vendaval que nos barre" 

La abuela lleva dándoles el mitin a la sirena y a Pepe hace más de una hora. ¿Qué le pasa? No me atrevo a entrar para no hacerle perder el hilo de lo que dice. A ver si me entero de a dónde quiere llegar.

"La primera señal clara, diáfana, del mal que nos corroe, la vi en el Hola, auténtico magacine de la Historia de la España actual. Allí estaba la otrora diosa de las pasarelas. La que cautivó a Europa con su traje de lana gris y sombrerito discreto del que asomaba un gracioso flequillo juvenil..." - (Me asomé un momento sin que me vieran. Tanto Pepe como Pascualita estaban atentos a las palabras de la abuela, ella sin parpadear, él con los ojos cerrados. Da gusto tener un auditorio tan volcado en tus palabras)

"... Me asusté al ver las puntas de la melena pidiendo una tijera a gritos ¿y el tinte...? ¡Esa mujer no lleva raya, lleva autopista! Que vergüenza... No creo que esté dando el pecho todo el día a su bebé y en caso de que así sea siempre puede pedirle a la peluquera que vaya a su casa ¡Pero si le sobran los euros a esa tía!" - Dime dónde vive esa tiparraca e iré a pedírselos - La Cotilla ha entrado en casa sin darme cuenta y se ha plantado en el comedor como un rayo. Pepe no se ha inmutado pero la sirena ha tenido el tiempo justo de saltar a la pecera - Esta es la casa de los ruidos raros. Ahora mismo me ha parecido oír un chapoteo - "Será tu estómago que te juega malas pasadas" - No te digo que no porque todo el día tengo hambre... Creo que voy a pedir comida a la Cruz Roja, de esa que sirven a domicilio - ¡Que bien! (aplaudí entrando también en el comedor) por fin nos libraremos de usted - No. Seguiré viniendo a comer. Lo que me den allí me servirá de cena... ¡Eres muy egoísta! - ¡Y usted tiene una cara que se la pisa! - "Con lo tranquila que estaba yo con estos dos..." - ¿Qué dos? Aquí solo está Pepe (el radar le sigue funcionando a la perfección) - "El otro es mi pensamiento (tengo una abuela filósofa)" - Que cosas tienes de buena mañana... ¿Por cierto, de qué hablabas? - "Del final de un ciclo... Fue ver a la Bruni salir del Palacio del Elíseo con aquellos pelos, aquellos kilos de más, aquel cutis sin brillo ¡y aquella raya! Y ahora, la que fuera Prinssesa de estas tierras, siempre tan bien arreglada, aparece en la tele ¡como una mujer vulgar!" -Tiene cosas más importantes en qué pensar - "¿Y?" - Pues que no estará para peluquerías. Ahora no nos pide el voto sino que lucha por no ir a la cárcel - "Y yo sigo diciendo ¿Y?... Si una es glamurosa debe serlo hasta en el patíbulo. Menos mal que quedo yo que nunca salgo a la calle sin mis tacones de aguja, mis medias de malla y ni me faltan las lentejuelas, ni las plumas o las flores. Hay que ser consecuente con lo que una es... aunque tenga que comprar esas cosas en los chinos. ¡Soy Don Quijote femenino y lucho contra los gigantes que quieren hacerme renunciar a mis principios dejándome la pensión por los suelos" - Abuela, no grites que te oyen desde la calle - ¡¡¡Que se enteren todos de que, en esta casa hay alguien que morirá con las botas puestas (glamurosas, claro)... Saca el chinchón y brindemos por ello!!! - ¡Amén! - dijimos al unísono la Cotilla y yo.

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