domingo, 29 de abril de 2012

- "¡Venga, date prisa, que no llegamos!" - ¿Crees que se van a llevar la playa? Es Trenc estará en el mismo sitio aunque lleguemos media hora tarde - "¡Si han dicho a las once, es a las once! A ver si aprendes de los ingleses" - Muy inglesa te has vuelto tú ultimamente... y no me aturulles más.

La Cotilla ha entrado en casa como si viniera a apagar un incendio - ¿Ya estáis listas? - "Casi. Vamos a ver si lo llevamos todo... bocadillos, empanadas, el vino, la botella de chinchón por si hace frío, una bolsa para meter los desperdicios, la toalla para tomar el sol, el bronceador... " - ¿Pero tú a qué vas, a manifestarte en contra del Hotel que quieren hacer allí o a pasar un día de playa? - "Una cosa no quita la otra... No me líes... el bikini lo llevo puesto, el lacito cuatribarrado también... solo me falta coger a... ejem...el termo y ya estoy lista para partir" .En el coche, aburridos, nos esperaban Andresito y su hijo. - Los del Funeral hace ya tiempo que han partido (el tono sonó a repulsa) - "Mejor, así tendremos toda la carretera para nosotros (no hay quién la calle)"

En el trayecto hasta la Rápita hablamos de todo un poco: que si Guardiola vendrá al Baleares, no se sabe aún si como primer entrenador o segundo de Siviero. Los hombres, muy listos ellos, se partían de risa, pero después de oir a la abuela y la Cotilla, que lo sabía todo de muy buena tinta y no se bajaban del burro, acabaron cabreados con ellas. También le llevaron la contraria a la abuela cuando comentó que la crisis en Baleares ya era historia. Si el President se iba  con unos amigos a Suiza a ver escuelas (eso la tenía un poco mosca porque aquí también hay), a aprender a hacer grifos - "Es una apena que ya no esté la fábrica de Buades, no hubiese echo falta irse tan lejos" - y a comprar y comer chocolate suizo, que dicen que es de lo mejorcito que hay, pudiendo hacer y comprar todas estas cosas a ca nostra, es que nos sobra el dinero y ya no hay crisis que valga. A grito pelado acabaron todos con tanta discusión. Y para remate salió a relucir el ataque del obispo ese contra  los homosexuales - "¡Este, lo que necesita es un buen revolcón, venga de donde venga!" - Por poco nos estrellamos porque Andresito, escandalizado, soltó el volante para santiguarse repetidamente.

En la playa había mucha gente y nos costó encontrar a los del Funeral. La abuela, que desde que se enteró de lo del Hotel no se ha quitado el luto, hacía destacar sobre su pecho el termo-señera. La gente coreaba eslógans a favor de que la Naturaleza virgen del entorno no fuera violada. Las olas ponían música de fondo a la algarabía de voces, risas, chirimías, cánticos y bailes. Se instaba al personal a que no ensuciara la playa. Algunos valientes hacían amagos de entrar en el agua. La abuela bailó jotas y boleros hasta caer rendida. El Médico se pegó a mí como una lapa poniéndome de los nervios, cosa que arreglé dándole una fuerte patada en la espinilla que me agradeció con una sonrisa y lágrimas en los ojos.

Entre tanta gente apareció Blas, el Parado, con el Municipal que venía de paisano - "¡Que alegría! Sentaros con nosotros. Vamos a comer las empanadas... ¿Os apetece un chinchón?" - Nadie se hizo de rogar. Entonces me fijé que el tapón del termo había desaparecido, seguramente con los saltos del baile. Al ver mi cara la abuela se espantó y corrimos al lugar donde se bailaba - ¡Quietos!. Hemos perdido algo... Parece una gamba rebozada pero es una joya familiar - Todo el mundo nos ayudó en la búsqueda pero resultó infructuosa. Pascualita se había ido para siempre de nuestras vidas... Una gaviota pasó sobre nuestras cabezas mientras remontaba el vuelo. Llevaba algo en el pico que no dejaba de moverse. Sin pensarlo, cogí lo primero que tuve a mano, una cámara de fotos y se la tiré. El ave cayó conmocionada, como también lo estaba el dueño de la cámara. Salvé a la sirena in extremis de ser engullida por la carroñera. La pobre vió frustrado, por enésima vez, su viaje de vuelta al mar, pero unas gotitas de chinchón le hicieron más llevadero el disgusto.

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