jueves, 2 de febrero de 2012

- ¿Vas de boda, abuela? - "¿Por qué lo dices?"- Te has cambiado siete veces de ropa - "Es que vamos a un sitio nuevo, El Más Allá y quiero causar buena impresión" - ¿Es un tanatorio? - "¡¡¡Lagarto, lagarto!!!... Es un bar. Celebraremos por todo lo alto la subida de las pensiones" - Pues a ver si te estiras y me invitas a cenar ¿Cuánto ha sido? - "¡7 euros!" - Veo que me quedo sin cena... ¿Y qué pasa con El Funeral? - "Nos hemos declarado en huelga. Al dueño se le ha subido a la cabeza el éxito de la cena de Nochevieja. Le hemos regalado tanto la oreja que cree que puede hacer lo que le dé la gana" - ¿Por ejemplo? - "Ya se lo he explicado a Pascualita" - ¿Y yo qué? El último mono, como siempre. - Sonó el timbre de la puerta ¡La Cotilla! La tengo tan atragantada que reconozco su modo de llamar. Al llegar al comedor frenó en seco - ¿Dónde vas tan guapa? ¡Me encanta esta blusa con transparencias! - "A Andresito también, jejejeje" - A mi no me parece decente que, a tú edad, vayas así, abuela... En fin, sigue con lo que me estabas contando - ¿Te das cuenta de como me excluye tu nieta? ¡Que cruz tiene con ella, hija! - "Quiere que le paguemos 50 céntimos por dejar las bicis en el almacén cuando siempre ha sido gratis. También quiere que paguemos una couta por ocupar la pared con las fotos de los Finados. Los baños los ha cerrado con llave y quiere otros 50 cts. por usarlos, porque dice que a él le cuesta un dinero tenerlos límpios. Ahí nos revelamos porque algunos de los compañeros tienen la próstata mal y cada dos por tres tienen que ir a mear. Y cosas así, absurdas. Por ejemplo, siempre nos ha traído las consumiciones a la mesa, pues ahora dice que las vayamos a buscar nosotros a la barra ¡Mucha barra es lo que tiene ese tío! Por eso nos hemos puesto en pie de guerra y durante tres días no nos asomaremos por allí" - ¿Y si toma represalias y os rompe las fotos de los Finados? - "¡Ni lo mientes! Volvería a probar la furia de Pascualita..." - La Cotilla abrió bien las orejas y nosotras cerramos la boca, asustadas - ¿Qué es eso de Pascualita? - ¿No tiene nada mejor qué hacer que quedarse aquí toda la mañana, tía Cotilla? - No cambies de conversación, bonita... Espera, ahora me lo cuentas, mientras meteré el pececito en la bañera rosa - Ni la abuela ni yo abrimos la boca para decirle que el agua volvía a ser de mar, ni, por supuesto, que Pascualita dormía tranquilamente la siesta en el barco hundido - Soy toda oídos - "No hay nada que contar... Pascualita es el... nombre que le damos a... (la abuela me pedía ayuda con la mirada) - ¿Por qué tenemos que darle explicaciones? ... (alargaba el suspense mientras, de reojo, veía al pececito muy apurado, a un pez de agua dulce no le cae bien el agua salada. Un movimiento repentino me indicó que el pobre había desaparecido para siempre. Tan solo una pequeña escama brilló, un breve segundo, entre dos aguas)- "¡Díselo ya y nos dejamos de historias!" - La abuela llama Pascualita a unos polvos picapica, así nadie sabe de qué habla - "Y es más divertido porque coge a todos por sorpresa, jajajaja...Por cierto ¿te gustan las sorpresas" - ¡Me encantan!- "¿Quiéres una copita de chinchón?" -

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