lunes, 6 de febrero de 2012

Me dí de bruces con la Cotilla. Yo venía de recoger agua de mar para Pascualita y entré en la finca con una garrafa en cada mano.- ¡Ay!, mira por dónde me vienes de perlas... - Antes de que pudiera replicarle me quitó una garrafa y volvió a meterse en el ascensor - ¡Dile a tu abuela que mañana se la pagaré! - ¡Oiga! - Pero no me oyó. Entré en casa contándole a gritos a la abuela lo que me acababa de pasar - ¡Y tiene la cara dura de decirme que te la pagará mañana. Que me la pague ahora! - "¿Cómo te la va a pagar si ese agua no es buena?" - Ella ha decidido que sí. - "No te enfades, piensa en lo mala que le saldrá la comida si la usa para cocinar jajajaja" - ¡¡¡Ojalá!!! -
Después de comer, la Cotilla entró en casa con su prisa habitual - ¿No habréis comido, verdad? Como hayas guisado con el agua que ha comprado la tonta de tu nieta estaréis como yo, en ayunas. ¿Qué te han vendido, alma cándida? - ¡Pues sí que hemos comido, so lista y ya me está pagando la garrafa que no soy criada de nadie! - ¿Pero tú la oyes? encima quiere que le pague esa porquería ¡¿Me has tomado por tonta?! - "Haya paz, señoras, que después de una buena comida se agradece una buena siesta" - Debéis tener el paladar enladrillado... yo creo que es agua de mar - Pues no, so lista, es... ¡Agua de carabaña! - ¡Huy! pero si eso es una cosa muy antigua... ya la tomaba mi abuela... jajajaja, al final tendrás razón cuando dices que tu nieta es más vieja que tú. jajajaja... Ten cuidado el día que encuentres novio... si es que lo encuentras jejejeje porque tú abuela, aquí dónde la ves, es capáz de quitártelo jajajaja... - ¿Por qué no se va a tomar viento, bruja? - Al final la que se fue fuí yo porque no podía soportarla. Me eché en la cama para dar una cabezada pero los nervios pudieron conmigo, así que acabé levantándome y con ganas de echar a patadas a la Cotilla de mi casa pero ahí seguía, hablando con la abuela como si tal cosa.
Cogí a Pascualita con mucha delicadeza que estaba dormida y ya sé cómo las gasta si se la despierta. Sigilosamente me acerqué a la Cotilla, totalmente ajena a lo que iba a ocurrirle dentro de unos segundos. Ya me disponía a dejar caer a la sirena en la espalda de la vieja cuando la abuela me sobresaltó - ¡¡¡Vete a tu cuarto con eso!!! - Ni siquiera me había dado cuenta de que me miraba. Dí un grito mientras Pascualita salía por los aires - ¿Qué le pasa a ésta? dijo la vecina - "Cosas suyas, no le hagas caso... ¿nos tomamos otro café y otra copita de chinchón?" - Corrí hacia mi cuarto a encerrarme con llave. Había cogido a Pascualita al vuelo pero no me perdonó el brusco despertar que le dí. Antes de llegar a mi habítación ya me había mordido en un dedo. Desesperada de dolor me asomé a la puerta y grité - ¡Abuela, yo también quiero una copita! - La Cotilla, como siempre, metió baza en lo que no le importaba - Déjala que venga ella a buscarla, a ver si se sacude la pereza... ¡Que cruz tienes con tu nieta! - La abuela no se quedó atrás - "No lo sabes tú bien"

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