jueves, 5 de enero de 2012

"¿No quiéres saber que he pedido a los Reyes?" - Nooooo....Ya lo veré cuando nos despertemos el día 6 - "¿No te intriga ni un poquito?" - ¡Abuela, no seas niña! Se supone que es una sorpresa ¿no? - "Ya. Lo que pasa es que lo que he pedido, en parte, te atañe" - Buenoooo. Lo que sea sonará - "Pascualita lo sabe y está de acuerdo, somos mayoría así que tu tendrás poco que opinar" - Como siempre.
Dos horas y media después me era imposible resistir aquel tormento: - ¡Vale! ¡Díme qué es lo que has pedido y déjame en paz de una vez! ¡esto es peor que la gota malaya! - La sonrisa de tríunfo iluminó la cara arrugada de la abuela - "Jejejejejeje... Sabía que te estabas haciendo la dura ... Pues mira, ahora no te lo cuento ¡Hale!... Pascualita, nos vamos al Funeral a celebrar que hemos ganado la batalla. Nos tomaremos un chinchón a tu salud, pardilla" - Mientras la bilis subía y bajaba por mi organismo empujándome a cometer un abuelicidio, ella salió tan campante.
Había anochecido ya cuando volvió a casa, para entonces hacía rato que había abandonado la línea recta porque la cosa no se había quedado en "un chinchón. La acompañó uno de sus amigos que tenía coche. - "¿Has visto que co... ¡hip!... che tan guapo que lleva ... este ... bueno, quién quiera que sea. No recuerdo como ... ¡hip!... se llama... Es quién hará posible el ... regalo de Re... yes. Jajajaja... ¡Que dolor de barriga ten...drás esta noche porque no... voy a decirte qué es. Jajajaja" - ¡Que mal bicho tengo por abuela! - ¿Dónde ésta la sirena? - desconcertada buscó torpemente entre sus ropas, luego se encogió de hombros mientras se dirigía a su cuarto. - "La traerán mañana los... Reyes... Adiós" - y cerró la puerta tras de sí. - No pegué ojo en toda la noche pensando en que nunca más volvería a ver a la sirena. No podría aguantar toda la noche fuera del agua salada... y esta vez no podía ayudarla porque no sabía dónde estaba.
Al final el sueño me venció y desperté sobre las once de la mañana del día de Reyes, al oír ruídos y risas en el comedor. Dos hombre, uno de la edad de la abuela y otro más o menos, de la mía, conversaban alegremente con ella. Aparecí ante ellos hecha una facha: en bata ,legañas y pelos revueltos. Como que dieron un respingo al verme. Pero la abuela no perdió la compostura - "¡Mira, hija. Mira lo que me han traído los Reyes! ¡Un nieto político recaudador!" - ¿Dé qué hablaba?. Miré al joven, era guapo, alto, rubio, de ojos azules y cautivadora sonrisa. Me recordó a .... ¡¡¡Urdangarín!!!. ¡Ete aquí el nieto recaudador! - ¿Este es el regalo de Reyes que has pedido? - "Sí, hija. Con él pasaremos la crisis económica sin enterarnos. ¡Y encima es guapo. Podrás lucirte cuando pasées con él del brazo!" - ¿Me has regalado un ladrón? ¿Quiéres meter un ladrón en casa? ¡Si cuando digo que estás loca es porque lo estás de verdad!... ¿Y Pascualita, dónde está? - "En el "acuario".- Corrí a comprobarlo y efectivamente, allí estaba nadando tranquila. - "¿Qué te pasa con ella y por qué la nombras delante de extraños?" - ¿No te la llevaste al Funeral? - "Al final no lo hice" - Bien, pues o sacas ahora mismo a esa gentuza de esta casa o la sirena hará en sus caras un trabajito extra? - No debió gustarle lo que vio en mi mirada porque medio minuto después oí como se cerraba la puerta de la calle.














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