domingo, 15 de enero de 2012

"¡Hija de mi vida,lo has conseguido!" - Así ha entrado la abuela después de pasar la tarde en el Funeral.- "¡Por fin has ligado y no a un cualquiera sino al médico! ¿Te imaginas? con alguien así en la familia se habrán acabado nuestras penurias" - ¿Has bebido? porque no tengo conocimiento de haber conquistado a nadie. Ni siquiera he salido de casa - "¡Mírala, Pascualita. Mira a la mosquita muerta haciéndose la humilde. ¡Presume, hija, presume que te lo has ganado! Saca el chinchón que hay que celebrarlo".- Pascualita dió un salto mortal hacia atrás al oír la palabra mágica. La estamos convirtiendo en una alcohólica... y nosotras también.
Ya más tranquila, la abuela ha contado lo que Andresito le ha dicho: que su hijo bebe los vientos por mí - ¿Desde cuándo? - "Desde que le arreaste la torta el día de la cena. Por lo visto el tío es masoquista y se gasta un dineral en ir a esos sitios donde, mediante pago, te calientan a base de bien" - ¿Qué me dices? - "Lo que oyes. Dice que nadie le ha dado un sopapo tan bien dado como el que le diste tú que apunto estuvo de saltarle los dientes" - Esa era mi intención - "¡Ay, hija, que alegría ver que sirves para algo" - ¡Abuela! - "He pensado que podríamos poner un negocio de estos y nos haríamos de oro. Entre tus tortazos y los mordiscos de Pascualita tendríamos el futuro resuelto. ¿Qué te parece?" -
De entrada he dicho que no. No me parece un oficio digno de una señorita pero ahora me lo estoy pensando. Trabajaríamos en familia: la abuela cobrando, Pascualita mordiendo y yo arreando. Y así como está el País, donde cada día hay mil motivos para enfadarse, no me iba a faltar alicientes para hacer pagar los platos rotos sobre las espaldas de los clientes...
La Cotilla del 4º ha bajado corriendo al oir los aspavientos de la abuela - ¿Qué pasa, qué pasa? ¿Qué te ha hecho tu nieta ésta vez? - "Hum... hemos discutido por ..."(la abuela no encontraba ninguna excusa)- ¡Por la dichos bañera rosa (dije yo) Ya estoy harta de verla por aquí y el día menos pensado la tiro a la calle! - No se hable más. Me la llevo a mi casa, para Ataulfo. Lo agradecerá porque su pecera es muy pequeña - "¡Deja eso en su sitio!" - No te obceques, mujer. Solo es un trasto. - "¡Qué lo dejes te digo!" - Aquello estaba tomando mal caríz - Si no me cuesta nada llevármela. Mira, te dejo el barco hundido como recuer... ¡Aaaaaaaayyyyyyy! - No me dió tiempo a llegar. La Cotilla, al mover el barco, despertó a la sirena que siempre ha hecho gala de un humor de perros cuando le fastidian la siesta. Furiosa, clavó sus dientes envenenados en la mano de la metementodo - ¡Pero ¿qué tenéis ahí?! - Agua. Solo agua. Te habrá dado un calambrazo... - La mujer se miró la mano ensangrentada donde se veían claramente, las huellas de los dientes puntiagudos de Pascualita - ¡Esto no lo hace la electricidad! - Después de una cura, unas copitas de chinchón y la invitación a comer que le hizo la abuela, la Cotilla se aplacó. Aprovechando la confusión fui a meter a Pascualita en la pecera de mi cuarto pero antes, con ella en la mano, tuve que abrir la puerta al Parado que venía a comer - Pasa, hijo. Héramos pocos y parió la abuela. A este paso tendré que pensar muy seriamente en montar el negocio - ¿Un negocio? ¿Necesitarás ayuda? - Hum... quizás alguien con quién entrenarme - Sentí como Pascualita mordisqueaba suavemente mi mano. ¿Estaba de acuerdo conmigo?.

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