jueves, 8 de diciembre de 2011

La abuela ha salido muy peripuesta de su cuarto: botas altas con tacón mediano, leeguins con estampado de leopardo, jersey de cuello alto rosa y chaleco lila; encima de todo esto un abrigo negro y blanco imitación cebra. Desde luego si un día se pierde no será difícil encontrarla. - ¿Vas de fiesta? - "Tú lo has dicho. Tenemos celebración en el Funeral ¿es que no sabes qué día es hoy?... El santo de mi amiga Conchi ¡hija, por Dios! ¡Siempre estás en la higuera!" - ¿Te has mirado en el espejo? -"¿Por qué? ¿Qué pasa?" - se sobresaltó - "¿No voy bien conjuntada? - al ver mi cara de guasa se enfadó - "No sé para que te digo nada. Si no tienes ni idea de combinar prendas y colores. Así te va" - Cogió a Pascualita, la metió en el termo y colgándoselo del cuello, salió taconeando con garbo.
Disfruté de horas en soledad pero después de medianoche me preocupe por la tardanza de la abuela. Llamé al Funeral pero no contestó nadie. Poco a poco me fui enfadando ¿por qué no me había llamado si sabía que llegaría tarde? Yo podría estar ahora durmiendo tan ricamente y no dando vueltas a la mesa del comedor como una leona enjaulada ¡dichosa abuela! Sobre las tres de la madrugada sonó el teléfono. Era ella que, con voz compungida y entrecortada, me dijo que estaba en la comisaría ¡detenida! Inmediatamente pensé que habían descubierto a Pascualita y la abuela había sido acusada de tener un animal altamente peligroso sin declarar. Salí corriendo en busca de un taxi.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando ví que, además de ella, estaban detenidos todos sus amigos. Poco a poco nos fuímos juntando en la comisaría los familiares de aquellos abuelos que no estaban dispuestos a dejar que la vida se les escurriera entre los dedos sin haberla exprimido antes. Llevaban una borrachera como un piano. Reían y lloraban sin venir a cuento. Tenían formado un guirigay de patio de colegio y a los guardias les era imposible hacerles mantener la compostura, incluso algunos presos se quejaron de que los abuelos no les dejaban dormir ¡que vergüenza! Finalmente me lleve a la abuela a casa aunque no se escapó de ser acusada, como todos los demás, de escándalo público. En cuanto me vio gritó señalándose el termo: "¡Mira, Pascualita está a salvo!" - A mi me entraron calores y escalofríos al mismo tiempo ¿Cómo podía ser tan imprudente?
Al llegar a casa metí a la sirena en el "acuario". Estaba verde y cayó como un plomo hasta el fondo. Me asusté ¿estaría...? Los ojos bizcos de la abuela sonreían - "No te preocupes, solo está... mareada. Dale un po quiiito de... chin... chón y a mí también jejejeje... y verás  como resuuucita. Es que no he parado de bailarrr en toda la... tarde...  ¡hip!" - La pobre Pascualita había sufrido en carnes propias el desenfreno de la abuela. Había estado horas encerrada en el termo mientras éste iba de allá para acá al compás de la música, los saltos y aspavientos de esta mujer que no quiere enterarse de la edad que tiene. Ahora el pobre bicho estaba comatoso. - "No te preocupes... dale una aspi... pirinaaa y ya está jijiji... ¡Que bien lo hemos pasado! Hemos bailado de... todo, ¿será por esto que... me duelen un poco los pies? y al final Conchi ha gritado ¡Paquito el... Chocolatero! y claro... como era la del santo, la hemoooosss... obedecido ¡Hasta hemos salido a la ca... calle bailando! jajajajaja pero un vecino, que debe tener el mis...mo sentido del humooor que tú, nos ha tirado un cubo de agua ¡eso no se la hace a unos abuelos!" jejejeje ¡La que se ha liado!... Cuando ha venido la po... licía, con las siiirenas puestas Conchi se ha emocionado, pensaba que... venían a felicitarrrla..." - ¡Estáis todos como cabras!- La he mandado a la cama y ha caído como un tronco, sin embargo yo estoy desvelada y me pregunto si Pascualita superará el trajín de esta tarde. Con la de abuelas pacíficas que hay en el mundo ¡a mi me ha tocado la que tiene el culo de mal asiento!

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