martes, 27 de diciembre de 2011

¡Han podido conmigo! ¡Me han derrotado! En San Esteban lo han conseguido. ¡Ay, ay, ay. Que malita estoy y que poquito me quejo!.
Mientras ponía la mesa un grito de alarma surgió de la cocina ¡¡¡Corre. Ayúdame!!!. La abuela intentaba coger algo de  una olla - "¡Es Pascualita!" - ¿Qué hace ahí? - La pesqué con el cazo. Afortunadamente la olla no estaba en el fuego - " La estoy impregnando de espíritu navideño" - Yo solo la veo impregnada de la grasa del caldo - dije mientras le daba una ducha bajo el grifo. -  Menudas Navidades está pasando la pobre entre tú y tus amigos. - "Ay, no me lo recuerdes, jajajaja... Lo que me pude reír viéndola rebotar como una pelota, de mano en mano, por el Funeral" - No creo que ella riera tanto... ni tampoco el guardia - "Calla, calla. Qué mala pata que entrara cuando mejor nos lo estábamos pasando... ¡Eh, no te lleves a Pascualita que le estoy enseñando a preparar un menú de Navidad!"  -
Al llegar la familia la mesa se llenó de manjares, dulces y salados, que trajeron "para que no se lo cargue todo tu abuela". Todo estaba apetitoso y yo no veía el momento de sentarme a la mesa. ¡Había de todo y yo estaba decidida aprobar todas aquellas delicias. Después de Reyes ya vería qué hacer contra los kilos de más.
Alguien se fijó en el extraño adorno que llevaba la abuela en el pelo - ¿Qué es eso? - "Un regalo que me ha traído un amigo de París" - ¡Ah!, si es de París... - El "regalo" era Pascualita ¿Se había vuelto loca esta mujer? - Ya habíamos empezado a comer entre risa y miradas de envidia hacia el adorno del pelo de la abuela cuando llamaron a la puerta. - ¡Abrán. Policía! - "¿Pero es qué estos no descansan ni en Navidad?... ¡Pasen, pasen! ¡Felices fiestas, agentes!... ¿Una gambita? ¿Una copita de cava? ... ¡Siéntense y coman. Hay para todos!" - El "adorno" del pelo había desaparecido como por arte de mágia. Tanto insistieron los comensales que los dos guardias acabaron aceptando un sitio en la mesa y minutos después ya se habían integrado con nosotros. La abuela explicó a sus familiares que estos agentes ya era "como de casa". -  "De vez en cuando nos visitan. Yo creo que a este tan guapo le hace tilín mi nieta jajajaja..." -  El jaleo iba subiendo de tono: - ¡Pásame aquella bandeja! ¡Hum, que rico está esto! ¿Ya ha probado los langostino, agente? ¡Están de muerte! ¿Esto qué es? ¡Riquíííísimo! ¡Abrid otra botella que estamos secos!  Alguien tiró  una copa de vino sobre el mantel ¡¡¡Alegría, alegría!!! ¡Ay, que pena. Menuda mancha! Que todas las preocupaciones fueran como esta ¡- Ya no podía comer nada más. Estaba encantada con las atenciones que tenía conmigo el guardia guapo, no dejaba que mi copa quedar vacía y el otro hacía lo mismo con la copa de la abuela. No sé muy bien lo que pasó luego. Debí cantar mucho porque estoy afónica perdida. También recuerdo el morreo que le dí al guardia y que fue celebrado con muchos ¡vivas!. Durante los brindis, el mayor de los guardias se dirigió a la abuela agradeciéndole la hospitalidad y le dijo que tenía una curiosidad  - Me gustaría ver al bicho ese que guarda por ahí. No lo denunciare pero, por lo menos sabré que no persigo un fantasma - Parte de los vapores del vino se disiparon cuando oí aquello.-  "Desde hace un rato sí es un fantasma jejejejeje... ¿recuerda lo mucho que le han gustado los langostinos? El bicho estaba camuflado entre ellos y antes de que pudiera impedirlo, usted se lo ha comido" - Una de mis tías dijo ¿era aquello que llevabas en el pelo hasta que  han llegado estos señores? - "¡Exacto!" - El guardia perdió la compostura y se puso verde. Creí que no le daría tiempo de llegar al baño, pero sí. Unos segundos después su estómago se había vaciado. Yo pensé en Pascualita pero, si se la habían comido, ya no tenía que preocuparme por ella además, la abuela había sacado el chinchón. Ya habría tiempo para lamentaciones 
He dormido de un tirón, me duele el cuello y la casa está manga por hombro... Pobre siena...Bueno, una preocupación menos. Voy a quitar esa horrible bañera rosa del comedor ... ¡¡¡Pascualita!!! ¿Qué haces aquí? - pienso más que digo. La abuela  me cuenta que la colocó dentro de uno de sus canelones . Cuando retiró las sobra, la enjuagó bajo el grifo, la metió en la pecera de mi cuarto, encerrándola en uno de los cajones del cantarano y ahí a pasado la noche - "Por cierto. Ha salpicado de agua los jersey que tienes allí y alguno destiñe...Tendrás que tirarlos todos.

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