miércoles, 28 de diciembre de 2011

Es necesario que ponga órden en mi vida. Está comprobado que no tengo la capacidad de la abuela para trabajar, divertirme, beber, etc. Me gana en todo y aunque me reviente, tengo que reconocerlo si quiero llegar viva al 2012. Así que iré a mi aire. ¿Qué ella corre y no puedo seguirla? me paro. ¿Qué se bebe una botella de chinchón y se queda tan pancha mientras que yo, con media ya voy más que aviada? pues no paso de ahí. Todos tenemos nuestros límites y el mío es escaso. Este es el deseo que pediré cuando empecemos el Nuevo Año: ser pasota...
Que raro, la abuela no se ha levantado todavía y ya son más de las 10... - ¿Qué haces en la cama a éstas horas?... ¿Qué dices? No te entiendo... Sí, si, ya veo que estás afónica perdida... ¿No estás bien? ¡Huy! tienes mucha fiebre ... ¡No, no te levantes!. Tienes que descansar. Los extragos se pagan, abuela y tu has hecho muchos estos días. Eres muy mayor y no quieres darte cuenta... Quédate quieta que voy a traerte el desayuno... ¿qué dices que quieres? ... ¿Leche caliente con un buen lingotazo de coñac? jejejeje.. solo un chorrito.
Me apena ver a la abuela así. Ella cree que tiene veinte años pero son 85 y no  hay cuerpo que aguante el trajín que le da al suyo... Por otra parte, nos dejará a Pascualita y a mí, en paz unos días, creo que la sirena lo agradecerá. Está para el arrastre después de haber "sufrido" en carne propia las consecuencias de las dichosas Fiestas.
¡Uf! que cansada estoy. Llevo todo el día limpiando a fondo la casa. Prefiero ir a trabajar que volver a hacer esto. A la abuela la tengo a régimen: le he dado una sopita de verduras, una tortillita,  una mandarina y para beber, agua. Hace un rato que me he sentado y debo haberme quedado dormida. Me voy a peparar un café con leche, a ver si me espabilo... ¡¡¡Abuela!!! - Estaba en la cocina atracándose de turrón y dando buena cuenta de la botella de chinchón. Sin rastro de afonía charlaba con Pascualita que la escuchaba atentamente y a las risas de la abuela ella respondía dándose un buen chapuzón en su "acuario". Iba a reñirla cuando oí el timbre de la puerta. La que faltaba. La cotilla del 4º - ¡Hola! debes tener muy aburrida a tu abuela porque me ha pedido que venga a hacerle compañía - y entró como una exhalación. Me acordé de Pascualita y en seguida pensé que si quería ser pasota tenía que empezar ya. Las risas que venían de la cocina subían de tono y me paré a escuchar - "... es un método infalible.. te haces la enferma y en menos de lo que canta un gallo tienes la casa como una patena sin haber movido un dedo jajajaja ... ¿quiéres otra copita?" - Venga.... ¿qué es eso que hay en la pecera? - "Un adorno que me trajo Papa Noel"- dijo desdeñosa - De tu nieta, seguro ¡cada día es más tonta! Lo que necesitas son ¡peces! - Mientras las dos viejas se reían de mí, Pascualita permanecía tumbada en la arena como si fuese un feo mascarón de proa. Ahora la que tenía fiebre era yo por la rabia que sentía. Sin pensar, llamé a la policía ¡tenía al monstruo mordedor!. Minutos después entraban los municipales en la cocina siguiendo la dirección que les indicaba mi dedo. Me quedé donde estaba. Desde allí oí voces, movimiento de sillas y finalmente, la voz de mi abuela llamándome - ¡Ven a tomar chocolate con nosotros! - Estupefacta, me senté con ellos. Todos comían y reían - "¡Toma!" - me dijo la abuela alargándome una taza humeante - "Bebe con cuidado, no vayas a atragantarte" - A punto estuve de soltar un grito cuando ví  surgir del chocolate la cabeza de Pascualita amenazándome con los dientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario