domingo, 30 de octubre de 2011

3 de octubre

Hoy Pascualita ha ampliado horizontes. La abuela tenía hora en el médico y ha decidido llevárla con ella "para que vaya tomando nota por si, cuando está en su país, quiere montar algo parecido a la Seguirdad Social" (¿?) Me quedo a cuadros con esta mujer.
He decidido acompañarlas por si las moscas. Miedo me dan estas dos andando solas por el mundo, por el peligro que tienen. Al entrar en el autobús la abuela se ha sentado junto a un señor mayor, a pesar de que había asientos libres donde podríamos haber estado juntas, así que he tenido que sentarme destrás de ella, y me he mosqueado. En seguida han pegado la hebra y a mi que me parta un rayo.
Lo primero que ha hecho al sentarse ha sido abrir un poco la tapa del termo para que Pascualita no perdiera ripio de lo que pasaba en derredor. La  cosa ha ido bien hasta que el compañero le ha preguntado qué era lo que llevaba colgado al cuello. La otra, ni corta ni perezosa, le he contestado con mucho aplomo: "Las cenizas de mi difunto marido. Estaba tan acostumbrada a salir con él de paseo que sigo llevándomelo a todas partes" Creo que el señor se ha bajado antes de llegar a su parada.
Ya en el consultorio, no ha tardado ni medio segundo en hablar por los codos con la persona que tenía más cerca. A todo esto, la sirena, que solo asomaba los ojos a través de la rendija, parecia aescuchar atentamente todo lo que decía su amiga.
Al entrar en la consulta la abuela a torcido del gesto. "¡Vaya, un suplente!" ha soltado en plan despectivo. El médico y yo hemos dado un respingo: ¡Abuelaaa! Después de enumerarle una larga lista de achaques, la gran mayoría inventados, el médico le ha dicho que iba a aoscultarla. Ella ha levantado una ceja (malo). El le ha dicho que era para ver como estaban los bronquios. "Perfectamente ¿cómo van a estar?"- "Bueno, eso tendré que decirlo yo que soy el médico" Vuelta a levantar la ceja "Si lo sabré yo que soy la que los padece. Desde que no tomo nada de lo que me recetaron, estoy como una rosa y todo gracias a..." ¡Abuelaaaaaaaa! - "Aaaaaa.... ¡eso! Vaya, que no hace falta que me mire usted nada" Me despedí del médico con toda la amabilidad posible mientras la abuela ya iba camino de la salida. ¿Puedes decirme a qué hemos venido? - "Hija, pareces tonta ¿verdad, Pascualita?. La sirena a aprendido lo pacientes que tienen que ser los médicos con los enfermos por si alguna vez en su país... " - Si, abuela, ya sé... ¡Que mañana me estás dando!

No hay comentarios:

Publicar un comentario