domingo, 30 de octubre de 2011

27 de septiembre

La abuela me tiene la cabeza loca. Se pasa todo el día hablando con Pascualita y a mi que me parta un rayo. Hay veces que creo que se dirige a mi: ¿me decías algo, abuelita? - No, cariño, es a la sirena... por cierto, ya que no haces nada llegaté hasta la playa y llena la garrafa de agua que ya nos queda poca y la niña (¡¿la niña?!) no puede quedarse sin - No se para qué hablo, solo me quiere para hacer recados. El último es que vaya a un acuario a comprar pececitos para que Pascualita coma algo fresco. Me he negado en redondo ¡pobrecitos! Hace un rato entré en la cocina y la abuela le estaba contando cómo se hacen las albóndigas: ... mezclas el ajo y el perejil con... - y la sirena, sentada en el borde de la pecera, la miraba fijamente con esos ojos de pez que nunca parpadean y que a mi me inquietan... Entonces la abuela ha cogido un pellizco de carne picada y se la ha dado a Pascualita que la ha cogido, tranquilamente, con sus manos palmeadas y he visto ¡que lleva las uñas pintadas!- ¡Abuela ¿y esto? - ¿Te puedes creer que le encantan? - ha dicho, feliz y se ha quedado tan pancha.

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